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Chelsea - Fictograma
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Chelsea

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michellevalehm

Publicado el 2025-09-20 16:18:42 | Vistas 114
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Antes de darle al play, respira hondo. Chelsea sabe que el mega drama que va a contar dejará pensando a más de uno de sus fans en YouTube. La historia de su prima era de esas que la hacían replantearse si de verdad conocía a la gente con la que compartía su vida.

—Ok, people, agárrense porque aquí va el storytime más heavy que he contado. ¿Se acuerdan de mi prima Krysthel, la que es de allá, de Japón? Pues, prepárense para el plot twist…

Resulta que mi prima se vino a vivir con nosotros porque había re-perdido a su marido y a su bebé en un toque en moto. Yo ni idea tenía de por qué era así esta mina y el daño heavy que me iba a hacer. Cuando ella pierde a su marido y a su nena fue porque el chico se mandó una re-imprudencia: ¿saben qué pasó? Salió en la moto con la chiquita de dos años; ni él ni ella tenían casco.

Y bueno, salieron a una avenida, venía un camión a mil y los mató con las ruedas. Imagínate, los dos al toque. Entonces, a toda la familia nos dio cosa, pobrecita.

Y ahí va, se vino a vivir a mi depto. Yo estaba con Jonathan, mi marido. Al principio, re-tranqui —el duelo, el bajón—, ella tristísima y yo charlando con ella. Éramos re-amigas, o eso creía yo, y le contaba cosas de mi vida. Yo nunca le había sido infiel a mi marido, ni lo haría, pero tampoco soy fea, y había gente que me escribía. Entonces, le empiezo a contar a ella. Le decía: «Che, el de la obra me anda escribiendo, o tal persona me dijo esto». Y le mostraba los DMs —DMs que borraba, porque no quería líos con mi marido—. No veía la necesidad de mostrarle nada para que no se arme un bardo.

No sé por qué no le contaba a mi marido, pero era algo mío, onda, DMs pueden llegar miles, pero yo no le daba bola a nadie, ni respondía. Pero sí me daba como cosa, no sé si es como decía mi marido que yo era muy «extrovertida», o si me subía el autoestima pensar que le agradaba a otros chicos, que no soy fea, que llamo la atención.

Me gustaba leer esos DMs, pero nunca respondí nada. Y se los empiezo a mostrar a ella y me decía: «Cuidado, mirá que yo perdí a mi marido, a mi niña, y eso no se debe hacer». Yo le decía: «Na, si yo no hablo con nadie, solo me escriben».

Creía que no era un problema, pero re-que sí lo fue. Ella se empieza a hacer re-amiga de mi marido y empiezo a recibir DMs en mi celu de un número desconocido que me decía que me habían hackeado el Face, que tenían mis conversaciones, que sabían que me escribían chicos, y que le iban a mostrar todo a mi marido, que me iban a arruinar el matrimonio.

Yo decía: «Pero si yo no hice nada para que mi marido me deje». Por lo que, les decía: «Cuenten lo que quieran». Hubo una conversación de un chico que me escribía y me mandaba fotos un poco subiditas de tono de su miembro, y esa conversación se la mandaron a mi marido.

Mi prima, como yo tenía mi Face abierto en mi compu y ella a veces me la pedía, había sacado esas conversaciones o les había hecho captura de pantalla y se las había mandado a mi marido.

Ahí no había respuestas mías porque yo no respondía, pero ella le dijo a mi marido que yo borraba lo que hablaba con esos chicos. Mi marido llega re-enojado al depto a reclamarme. Yo no le había querido pagar a esa persona —porque no sabía quién era el hacker— la guita que me pedían para no mandarle eso a mi marido. Y yo dije: «Que manden lo que quieran, si yo no respondo DMs». Y le mandaron eso.

Entonces mi marido llega al depto y me empieza a reclamar, a decirme de todo, re-ofendido. Y es entendible porque yo no le mostraba nada. Y podría haber bloqueado todo para no ver nada. Entonces él me reclamaba por qué permitía que me mandaran esos DMs. Y yo le juré que no respondía DMs y que había muchos más, pero que no respondía.

Lo que pasaba era que yo subía fotos con mis vestidos. En el depto teníamos pileta, entonces me sacaba fotos en la pileta y mi Face atraía a muchos chicos.

Entonces me mandaban solicitud y yo las aceptaba, pero no sé si me gustaba ser el centro de atención, pero nunca hablé con nadie, nunca le respondí un mensaje a nadie. Y mi marido ese día que llega al depto se sienta en la compu, abre Facebook y empieza a ver todo, los DMs, la cantidad de DMs que había. Y yo le dije: acepto la solicitud de amistad y entonces me pongo a bloquear todos los DMs. Y él me decía: «¿Y para qué querés tener tantos amigos en redes sociales si no sos influencer? Si no vendés nada, ¿para qué los amigos?».

Mi marido estaba re-ciego en ese momento de bronca y no me creía nada de lo que le decía. Tampoco me quiso entender cuando le dije: «Amor, te juro que no hablo con nadie». Y así era. Pero para él, el solo hecho de que yo subiera ese tipo de fotos y aceptara solicitudes de amistad de diferentes chicos que yo ni conocía, ya era un engaño, cosa que yo no veo así porque no respondía DMs a nadie.

Sí, me gustaba que me vieran, me gustaba saber que era hermosa. Eso me subía el ego, el autoestima, pero no hablaba con nadie. El caso es que mi marido se va y me deja.

Y yo quedé con mi prima en mi depto y le decía: «¿Pero quién?». Y ella me dijo: «No, te hackearon el celu o el Face. Tenés que cambiar las claves, tenés que hacer esto». Y yo le hice caso porque, bueno, todavía le tenía fe y ella aún me daba consejos.

Cuando mi marido se va y me deja, habían pasado como seis o siete meses y empiezo a hablar con un señor mayor por Face. A ese señor sí le respondí. Me decía qué linda mi pile, qué lindo mi cuerpo. Y mi marido ya hacía seis meses se había ido, yo le había insistido y él no quería saber nada de mí.

Y hasta en sus redes publicaba que yo era una p…, una zo…, una pu… y que yo era lo peor y que se arrepentía de haber estado casado conmigo.

Así que empiezo a tener conversaciones con este señor y me empieza a mandar guita. Todas estas conversaciones le llegaron a mi marido. Entonces me dice: «Confirmado, me estás engañando, sos una no sé qué» y me bloquea de todas sus redes sociales y no me vuelve a hablar ni nada. Y yo decía: «Ya fue, si él se fue hace rato, no pasa nada».

Cuando mi prima me dice que se va a ir también del depto, que ya había conseguido dónde irse y que sentía que ya había cumplido su ciclo ahí conmigo. Y yo le decía: «¿Pero a dónde te vas a ir?». Y me decía: «Tengo un novio por ahí». ¡Adivinen quién era el novio, mi marido!

Y después me dice: «No, la verdad es que tu ex me alquiló un cuarto que consiguió y voy a vivir allá con él». Y yo le decía: «¿Por qué me vas a dejar por él? Sos familia mía, no de él». Sí, pero no me siento bien con vos, tenés una forma de ver la vida muy mundana y yo no quiero eso. ¿Mundana? Si ella era la que se acostaba con mi marido. Ah, y yo era la mundana.

Pero bueno, la hipocresía, como dicen por ahí, cuando minimizamos nuestros actos porque creemos que no hacen daño, pero estamos pendientes de los errores de los otros. Eso me pasó a mí con ella y se fue a vivir con mi marido, según ella en alquiler de un cuarto.

Después de dos años la veo embarazada de mi marido y el chico no se había divorciado de mí. ¡Y ahí exploté! Armé un escándalo bárbaro cuando me confesó que había sido ella la que le había mostrado todo a mi marido. Me dijo que ya me lo había avisado, que lo valorara, porque ella había perdido a su marido y a su chiquita, y que yo no había sabido valorar a un buen pibe. Que ella sí valoraba a un buen muchacho, porque mi marido era un chico súper bueno, que se la pasaba laburando, que no merecía que su mujer se mostrara vulgarmente en redes sociales, que no merecía que su esposa le mostrara lo que era de él —un privilegio para él— a otros chicos y que ella sí lo iba a valorar, que ella era la que se había encargado de contarle todo a él.

Y yo, re buena onda, le abrí las puertas de mi depto para que se quedara con nosotros y pudiera superar el bajón por la pérdida que había tenido.

Pero resulta que no, vino a destruir mi vida y a quitarme a mi marido. No sé si suene feo lo que voy a decir, pero ahí entendí por qué la vida le había quitado a ella el marido y la nena, porque no se lo merecía, porque era una persona de lo peor.

Yo tenía un hogar lindo. Y sí, muchos me van a decir: «Hiciste mal porque aceptabas solicitudes de amistad de gente que no conocía. Hiciste mal porque no bloqueabas esos DMs. Hiciste mal porque veías lo que me enviaban. Pero yo nunca respondí, nunca tuve la intención de fallarle a mi marido.

Puede ser que me gustara llamar la atención, me hacía sentir bien, me subía la autoestima que a otros les caía bien, pero para mí eso no era engañar a mi marido, porque posta no estaba haciendo nada turbio.

Y resulta que la mala de todo soy yo. Yo soy la que tiene supuestamente amantes en internet y ella es la “santa inmaculada”, “la señorita”, “la piba decente”, porque le contó a mi marido lo que yo hacía.

Ellos están conviviendo, tienen un nene. Jonathan conmigo no había formado una familia porque él me decía que no quería ser padre.

¡Naa, yo también amo mi body! Y cero ganas de tener críos en ese momento, ¿entienden? Pero obvio que era una decisión de los dos ¡básico! Cosa que tiempo después me lo sacó en cara y decía: «Fue por vos, Chelsea, porque vos todo el tiempo te querías cuidar, porque querías cuidar ese cuerpo que te la pasás promocionando y vendiendo por ahí».

¡Y bueno, banda! Así fue como pasó todo. ¡Espero que les haya copado esta anécdota! No se olviden de darle like y suscribirse para más videos así. ¡Los quiero! Chau, chau.

Un año más tarde…

Chelsea y Jonathan intentan seguir juntos, pero la onda ya no es la misma. Así que, ¡bye bye! Divorcio. Cada uno por su lado. Chelsea aprovecha para darse un glow up increíble: gym, cambio de look, full hangouts con sus amigas, perdonó a Krysthel y a Jonathan, y eliminó el vídeo de YouTube de la sección «Story Time» en el que hablaba de su prima. Lo hizo porque pensó que no estaba bien hablar mal de su prima y acordarse más del pasado que la hacía llorar.

—¡A disfrutar la vida sin ataduras tóxicas! —dice Chel.

Además de darle vueltas al asunto, Chelsea se acuerda de una frase que había visto en el Insta de su amiga Meryl: «¡Ojo con los que endulzan demasiado, que no todo lo que brilla es oro!» «Un hombre que lisonjea demasiado no es de fiar». Eso le cae la teja al toque. Se da cuenta de que Martino, con sus halagos constantes, quizás no era tan genuino como parecía. Así que, sin pensarlo dos veces, le puso punto final al asunto. ¡Bloqueo total! Se acabó el sugar daddy virtual y los depósitos sorpresa. Chelsea decide que valía más su paz mental que cualquier cumplido o billete fácil.

Jonathan, por su parte, se dio cuenta de que tenía que cambiar. Empieza a ir a terapia para ser más transparente y honesto en sus relaciones. Quién sabe, ¡más adelante ambos tengan nuevas oportunidades para ser felices, pero por separado!

5.0 (1)
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Avatar de yamifernan
yamifernan 2025-09-20 17:36:13

No se dejen engañar por la portada tipo Wattpad o los modismos porteños (en este caso de las barriadas porteñas), en realidad, este cuento tiene sus pequeños destellos ("la hipocresía, como dicen por ahí, cuando minimizamos nuestros actos porque creemos que no hacen daño, pero estamos pendientes de los errores de los otros. "). Mis 5 estrellas, aunque creo que con un poco más de profundidad, se leería menos frívolo.