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Capítulo 1 - Fictograma
misterio

Capítulo 1

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cactus

Publicado el 2025-08-20 20:11:30 | Vistas 147
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Cassian Thorne
Nueva Ámsterdam. Seis meses antes. Una intensa lluvia azotaba el cristal de la cafetería. Era una noche fría, mi gabardina aún resentía las gotas por su gruesa tela. Al menos el café estaba caliente, con cada sorbo su líquido negro abrigaba mi cuerpo, era lo único que lo hacía estos días. Estaba solo en la cafetería ¿Quién demonios estaría cenando a medianoche en una ciudad como Nueva Ámsterdam? Pero este local abría las veinticuatro horas, sino para qué poner un enorme letrero de neón presumiendo dicha característica, pero no era nadie para andar cuestionando la lógica del dueño. Me pagaban por resolver casos, no para andar charlando de nimiedades sobre la vida. ¿Dije que me pagaban por resolver casos? Sí, me pagaban por resolver los más difíciles y complejos de todos y era malditamente bueno en ello. Pero ahora me hallaba resolviendo no el más difícil en términos de dificultad, sino el más doloroso. ¿Ves a esa mujer al otro lado de la calle? Bien, quiero que la reconozcas, que identifiques sus profundos ojos cafés, su piel blanquecina, su vestido negro ajustado y sus tacones de punta afilada porque ella era mi esposa, pero del lugar de donde salió no era mi departamento… No era mi departamento. Me advirtieron sobre ella, su personalidad y sus… pasatiempos, pero decidí ignorarlos, la sociedad no era nadie para decirme que hacer con mi vida y mucho menos para aconsejarme con quién debía casarme. Bueno, pues al parecer no se habían equivocado. Ahí van tres años invertidos de mi vida en esa mujer de vestido negro que ahora desconocía. —Cassian, —una voz familiar me sacó de mis recuerdos. Estaba de nuevo en la cafetería, con el mismo café, pero ahora era de día. Los clientes iban y venían, y las meseras se movían de un lado a otro con bandejas llenas de platillos. Sentí una mano amigable en mi hombro. Al girar, me encontré con Dorian Blackwood, mi jefe y viejo amigo.
—¿Cómo has estado? —preguntó con preocupación, como si pudiera leer mi mente y supiera exactamente en qué estaba pensando hace un momento. —Todo bien. ¿Hay algo nuevo? —respondí, estirando mi espalda para deshacerme de la tensión. —Un asesinato, en el fraccionamiento Villa Lobos. —¿En Crystal Square? Vaya, eso sí que es inusual. —Nos levantamos de la mesa, dejando el dinero del café y una propina antes de salir—. ¿Ya estuviste en la escena del crimen? —No, quise esperar para ir contigo. —Es uno de esos casos, ¿cierto? —Así es. —Nos dirigimos hacia su coche y emprendimos la marcha hacia la escena del crimen. Dorian Blackwood era un buen amigo, uno de esos viejos amigos que parecían haber estado siempre ahí. Desde que lo conocí, su cabello había sido canoso y gris, como si sus genes lo hubieran fijado en una edad avanzada. —Por lo que me han contado, es una escena horrorosa. El asesino destrozó a la víctima, sus restos están esparcidos por toda la habitación —comentó Dorian mientras conducía, como solía hacer, narrando detalles macabros con una calma que solo los años de experiencia podían dar. —Es un vecindario de gente privilegiada. ¿Los vecinos vieron o escucharon algo? —Por supuesto que sí, pero nuestros oficiales llegaron tarde. —Giró a la derecha con precisión—. Sucedió en la madrugada, entre la medianoche y las tres de la mañana. Han pasado seis horas desde el incidente. —Habrá que preguntar en las casas cercanas. ¿No hay testigos? —pregunté, ya intrigado por el caso antes de siquiera ver la escena. —No, los Chapman estaban dormidos cuando sucedió. Fue el joven Ryan quien encontró el cuerpo en su habitación —respondió Dorian con una nota de pesar en su voz—. Pobre muchacho. —¿Ya identificaron el cuerpo? —Aún no. Va a llevar tiempo, los familiares están demasiado conmocionados para responder preguntas.
—Entiendo —murmuré, mirando por la ventana mientras mi mente comenzaba a trabajar, ensamblando las piezas del caso, buscando patrones ocultos. Resolver un caso es como construir una historia. Cada acción tiene su consecuencia, pero muchas veces las consecuencias carecen de acción aparente, y muchas acciones parecen no tener repercusión. Causa, efecto y detalles… todo está en los minúsculos detalles.
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