Una Vez Más - Arco Piloto, Capitulo 1

Capítulo 1

Una buena Razón

Quiero que me digas una cosa. ¿Cuándo fue la última vez que te esforzaste por aquello que te importaba?

¿Realmente puedes mirar atrás y decir que lo diste todo?

Te conozco, se quién eres, y contra quien luchas en realidad. No es una batalla por la supervivencia, quieres demostrarle que no eres un monstruo, que eres alguien más que eso... tal vez un héroe.

Pero no te engañes, ambos sabemos la verdad, y solo es cuestión de tiempo para que ocurra un descuido, y no te quede más alternativa que dejarte llevar. Solo ríndete ante tus instintos más primitivos, deja que ellos tomen el control... solo así podrás proteger aquello que te importa.

Eres un cobarde, no pudiste salvarlos. Tampoco podrás salvarla a ella. Si me sigues reteniendo, lo único que lograrás es acabar solo otra vez... ¿eso es lo que quieres?

Bien, no me importa lo que hagas, deja que todo muera por tu egoísmo. Yo esperaré paciente... el peso del mundo algún día te sobrepasará... y yo estaré ahí. Cuando tu corazón se marchite, tomaré el control, lo haré latir una vez más, y te volverás solo un espectador-

Aiden abrió los ojos de golpe.

Con el corazón aun acelerado, se sienta sobre la cama, observando sus manos un momento. ¿Qué demonios fue eso?

Un poco de luz se filtra por las ventanas, apenas cubiertas por las cortinas. No hay ruido, todo se encuentra en calma, incluso el ruido del resto del campamento parece haberse detenido para dejarlo respirar un momento.

Y allí estaba Erina, sentada junto a un escritorio, la luz se filtra por su pelo e ilumina parte de su cara. Aiden parece un poco consternado, pero parte de su inquietud se disipa al notarla, como si verla le hiciera darse cuenta que volvió al mundo real una vez más.

Aún no me acostumbro a verla cerca de mí al despertar, o al menos en verla en la misma habitación, parece haberse levantado hace un rato, ¿acaso está esperándome?

—Buenos días Eri —dijo mientras bostezaba.

—Vaya, vaya, miren quien despertó —dice Erina mientras voltea a ver a Aiden —Ya era hora de que te levantaras, me moría de hambre.

—¿Sí?, ¿y porque no solo fuiste a desayunar sin mí? —le pregunta mientras se frota los ojos.

—¿Bromeas? —levanta una ceja —No conozco a casi nadie aquí, necesito paz para poder disfrutar mi comida, y estando rodeada de desconocidos, siento de todo menos paz.

—¿Necesitas paz para comer un sándwich de salchicha vieja y lechuga rancia?

Erina le lanza una almohada en la cara Aiden.

—No pedí tu opinión, solo levántate de una vez y prepárate para salir o me comeré tu brazo en vez.

Aiden da una pequeña carcajada burlona.

—Bien, bien, dame un momento para lavarme.

Este se levanta y se dirige al lavamanos que se encuentra en la habitación, se quita la camisa y comienza a restregarse con agua por diferentes sitios.

—Oye Eri, aún me sorprende como es que hay agua potable aquí, ¿Quién se supone que era quien mantenía la estación de tratamiento del agua?

—Era el hermano del líder del campamento, según parece, tiene que ir allí todos los días a verificar los niveles de cloro en el agua, o algo así, no recuerdo bien.

—Es raro, el mismo dijo que está instruyendo a todos los hombres del campamento para que aprendan a defenderse, pero a su hermano... parece tenerlo ocupado todo el tiempo.

—Tienes razón. Aunque... —duda un poco antes de continuar.

—¿Aunque?

—Hmm... es que... escuché algo ayer, mientras estaba preparando la cena.

El entrecierra los ojos, ya imaginándose por donde irá la cosa.

—Escuché que su hermano es realmente débil debido a una rara enfermedad que tiene desde hace años, y que, aunque el quisiera enseñarle a defenderse por sí mismo, es prácticamente inútil en combate.

Ambos hacen una pequeña pausa en silencio.

—No hay pared que te detenga de oír un chisme ¿Verdad? —dice mientras finge mirar de forma seria a Erina.

Esta se enfada ante la broma y le lanza un trozo de pan duro que se encontraba cerca, con tanta fuerza que le dejó marcada la espalda.

Aiden aprieta los dientes en una mueca de dolor. A pesar de esto, el solo se ríe de forma burlesca por haber logrado provocarla.

—Perdón, perdona —lanza una carcajada -Ya no te molesto, lo prometo.

—¡Humph! —Erina resopla mientras voltea a ver a otro lado.

Ambos se quedan en silencio un momento. Aiden continúa limpiándose, está vez siguiendo con su pelo, lavándolo enérgicamente.

Erina mira por la ventana, sin ningún objetivo en mente. Hay un poco de duda en su corazón, se debate consigo misma sobre si debería contarle a Aiden sobre ese peso que lleva.
Aun así, rompe el silencio.

—Oye... desde que escuché eso, hay algo que ha estado sonando en mi cabeza —dice con algo de duda en su voz.

El nota el tono serio en su voz, por lo que corresponde a su seriedad, dejando sus bromas de lado.

—Anda, dime.

Erina duda un poco antes de responder, se le ve algo preocupada. Parece que lo que sea que tiene que decir, es importante.

—Yo... r-realmente, en todo el tiempo que llevamos viajando... ¿te he sido de ayuda?

Aiden da una pequeña pausa antes de responder.

—¿A qué te refieres?

—Bueno... creo que me identifiqué un poco con cómo puede sentirse el hermano de... ¿Rael?, ¿así se llamaba el líder? —suspira —y puedo llegar a entender la frustración de ambos, que uno de ellos quizás piense que el otro es una carga, pero que no le queda más remedio que cargar con el... mientras que el otro hace lo que puede, pero siente que no es suficiente...

Aiden se decide a responder, sabe a qué se refiere Erina.

—¿Crees... que eres una carga para mí?

Erina solo mira el suelo, con un poco de vergüenza y preocupación en su expresión, jugando un poco con sus manos, ya sea por los nervios o por el miedo.

—Es que... desde que partimos, eres tú quien ha cargado con el peso de luchar contra esas cosas, quien sabe a dónde ir y qué hacer cuando parece no haber salida—

—Pero tú también me has ayudado a luchar de vez en cuando.

—Lo sé, y es por eso mismo que pedí que me enseñaras a defenderme, hago lo que puedo para serte de ayuda, pero sé que aún no soy tan fuerte como tú, es muy obvio... ¿y qué pasa si un día necesitas ayuda, y no puedo darte una mano porque no soy nada comparada a las cosas a las que te enfrentas?

Toma un poco de aire, y continua.

—Tengo miedo... de que mueras por culpa mía... ya de por si estás aquí por mí, y pensar en que te—

—Hey, mira, entiendo lo que quieres decir, pero déjame decirte algo antes.

Aiden la interrumpe, termina de limpiarse el pelo, y voltea a ver a Erina, quien, para este entonces, durante el calor de la confesión, se acercó a este.

—Primero, yo fui quien decidió acompañarte, lo que sea que me pueda pasar, es mi responsabilidad, no la tuya... No se trata de que "espere" algo de ti, es solo que no podía dejarte ir sola, ¿qué clase de persona seria?... Además, no me queda na—

Duda por un momento sobre lo que dirá, si es lo correcto o no, pero se corrige a sí mismo.

—N-ninguna cosa más que hacer, digo, esas cosas están acabando con nosotros, ni modo que me vaya a ver una película o algo. —dice con algo de duda en su voz, pero sin perder su tono amistoso.

—Y segundo, nosotros... esto no es una competencia, pero si lo fuera, créeme que fácilmente quedaría en segundo lugar.

­—¿Eh?, ¿Cómo es eso? —dice mientras levanta una ceja, casi como si no creyera que fuera buena en algo.

—Digo, tal vez tu no lo veas, pero eres mejor que yo en muchas cosas, eres simpática, sabes cómo hacer que la gente te preste atención, eres amable y empática, es muy divertido estar a tu lado, y para colmo, también eres bonita, como si lo anterior fuera poco.

Erina abre bien los ojos, ¿acaso escuchó bien lo que dijo?, sin embargo, continua.

—Si ves todo eso, y lo comparas conmigo... realmente no tengo muchas cualidades, tal vez solo soy bueno luchando, pero es que ni siquiera tengo de otra, eso no me distingue del resto... tal vez mi fuerza sea algo que los demás puedan tener en consideración, pero nunca me pedirán dar un discurso, liderar a algún grupo, o simplemente ser la inspiración para alguien, por lo que, si fuera una competencia, está claro que tengo las de perder.

Con todas esas palabras, Erina no puede hacer otra cosa más que sonrojarse, está claro que el parece conocerla más de lo que creía, y que, además, admitió pensar que es linda, no se lo esperaba para nada, y ante la duda...

—Oye... que fue..., ¿Qué fue lo que dijiste antes?

Aiden duda un poco antes de responder, pensando en que dijo algo malo.

—Emm... Que esto no era una competencia-

—No, eso no, lo otro, eso de...

¿lo otro?... simpática, amable, divertida, bon-... carajo, se me salió, no me di cuenta que dije que era linda, ¿acaso se habrá incomodado?, diablos, ¿ahora que le digo?, no puedo llegar y decirle linda en la cara otra vez, lo dije sin pensarlo, aunque no significa que no me parezca linda, pero aun así... ¿acaso quiere volver a oírlo?, no, no debe ser eso, tiene que ser otra cosa, no puedes ser que-

Mientras Erina sostiene una mirada expectante sobre él, algo interrumpe la ola de pensamientos de ambos...

Alguien toca a la puerta y entra sin dar tiempo a decir "¡Pase!".

—Oye Aiden, el jefe te necesita en-

La persona posa su mirada en ambos, con Aiden sin camisa y Erina al lado, ambos, uno junto al otro, es fácil malinterpretarlo.

—Este... ¿interrumpo algo?

Justo a tiempo.

—No... de la forma que crees al menos, ¿Qué ocurre?

—Emm... ¡Ah!, Rael necesita hablar contigo, dice que te espera en el bar, y que no te tardes.

—Bien, iré en un minuto.

La persona afirma con la cabeza, se retira y cierra la puerta, el momento ya fue interrumpido, y solo queda la incógnita—

—Parece urgente, ¿Para qué te necesitarán?

—No lo sé, pero ya lo dijiste, parece urgente, será mejor que me dé prisa... ve a desayunar mientras, lamento no ir contigo, intentaré no tardarme.

—Está bien... —dice un poco desanimada.

Aiden se apresura, se seca su cabello y se viste nuevamente con la camisa que estaba usando. Algo que requiere de su presencia es probable que sea grave, por lo que, sin perder más el tiempo, se retira de la habitación.