fictograma

Un cosmos de palabras y ficción

238.959 Vistas
Apicultor - Fictograma
narracion

Apicultor

Avatar de Barros

Barros

Publicado el 2025-08-23 13:54:58 | Vistas 273
Comparte en redes sociales

Hasta donde yo recuerdo, mis comienzos como apicultor se remontan a los años en que corríamos descalzos sobre el pasto fresco del campo de mis abuelos y, al pisar las flores de los tréboles, nuestros pies de niños sentían el fuego ansioso, quemante y agudo del aguijón de las abejas, que interrumpíamos en su trabajo con nuestro pie asesino. El dolor nos hacía estallar en lágrimas y llamar a la mamita, siempre pronta a socorrer a sus pollos.

Después de las carreras en el pasto, las risas y las lágrimas pequeñitas, comencé a tomar conciencia de la delicia silvestre de un buen "pan con mel", sobre todo preparado por las enormes manos del abuelito Emiliano que lo calentaba en la estufa a leña, mientras mateaba con la abuelita Leontina.

La miel, para mí, desde temprana edad, fue una prueba de la existencia de los ángeles del poleo, de la hierba azul, del avellano, desde donde la iban a buscar y llevar a sus colmenas las rubias hijas de las flores.

La ciudad de las abejas en mis años de niño fue un territorio prohibido; solo podíamos contemplar desde lejos las silenciosas moradas bajo los duraznos floridos y el oro perfumado que unos aromos floridos lanzaban al cielo azul, cerca de un rústico cerco de leña que delimitaba una parte del colmenar, el que estaba ubicado en una suave pendiente, no lejos de la casa y la huerta.

Las abejas venían a tomar agua a la misma canoa, donde nosotros íbamos a refrescarnos con el agüita con harina o el exquisito mote de trigo, cocido o lavado con la lejía de esa ceniza que había dejado en el fogón esa leña perfumada, proveniente de árboles de los montes de nuestra infancia.

Muchas de estas abejas caían dentro de la canoa y eran arrastradas por la pequeña corriente, mientras giraban sobre sí mismas como remolinos, en heroica lucha. Entonces, nosotros les dejábamos como salvavidas pequeños pedacitos de madera o palitos varios; otras veces las hacíamos subir a lo largo de una espiga o de un tallo de hierba para observarlas, después sacudirse, peinarse, engalanarse al sol y finalmente alzar el vuelo hacia los campos en busca de nuevas flores, o regresar al colmenar.

Otro espectáculo de intensa emoción, sin olvido, pertenecía a la oscura y vibrante nube de abejas que dejaba su tibia y segura morada en busca de otra más incierta o, incluso, de la muerte, porque obedecían a esa ley del espíritu de la colmena, que las llamaba desde los bosques, donde estuvo originalmente su antigua morada de insectos libres.

Se trataba del vibrante y rumoroso enjambre, detrás del cual generalmente partía el abuelito Emiliano tirándoles jarros de agua y detrás nosotros haciendo sonar tarros en jolgorio total. Una enorme emoción nos embargaba esa nube inmensa de abejas en viaje hacia los montes, atravesando el aire fresco y transparente de un límpido cielo de verano.

A veces el método de agua y ruido de tarros daba resultado, quizás por qué curiosa razón, tal vez debido a un chaparrón de agua que mojaba las alas reales de la reina vieja; el hecho es que la rumorosa nube se posaba sobre alguna rama de un árbol o arbusto, y formaba un impresionante racimo palpitante de vida y miel.

 

5.0 (1)
PDF narracion

Más de este autor

Ilustración de El arte de la mentira

El arte de la mentira

Esa mañanita de verano era fresca y luminosa. Cerca de un pequeño puente de maderos rústicos, que atravesaba el polvoriento camino público,...

Ilustración de Momentos

Momentos

Dos ancianas, muy ancianas, miraban los crepúsculos del mar, siempre desde la misma playa. En el huerto, un manzano recordaba los días del verano...

Ilustración de LOS LIBROS

LOS LIBROS

Cuando se descubren los libros, generalmente durante la adolescencia, se experimenta una sensación de energía capaz de comunicarnos fuerza, libertad y deseos...

Ilustración de Dudando del mundo real

Dudando del mundo real

  Me llamo Olafo y vivo solo en mi campo, como un lobo en su estepa. La noche está silenciosa y espesas nubes...

Ver todas las obras
Avatar de yamifernan
yamifernan 2025-08-23 14:01:11

Hermosa historia. Con lo rico que es la miel pura.