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Borges en palabras prescindibles - Fictograma
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Borges en palabras prescindibles

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Barros

Publicado el 2025-08-30 11:21:51 | Vistas 217
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A Jorge Luis Borges lo descubrí relativamente tarde en mi vida de lector, más bien por prejuicios varios, y algunos no exentos de un vago temor, infundado, de no entender su literatura, hecha de infinitas literaturas y paradojas.

Pero leyendo sus obras completas, la auténtica felicidad que me embargó no me abandonó ya nunca más. Cualquier relectura de un cuento de Borges es siempre una sorpresa y una nueva revelación de la belleza, o un aspecto inédito de ella.

Es sorprendente descubrir que el Inmortal escribe como un auténtico jazzista de la pluma, siempre improvisando sobre un número limitado de temas, esto no deja de ser paradójico en un hombre-libro como él, que pareciera conocer todas las literaturas, y sus secretos.

Me viene en mente una anécdota que se cuenta de Einstein, el cual sorprendido de ver a su circunstancial acompañante tomar notas en una pequeña libreta, le pregunta el motivo de este hecho, recibiendo como respuesta:

—Debido al número excesivo de ideas que visitan mi mente. ¿No le sucede a usted herr profesor?

—No —respondió Einstein—, yo tengo muy pocas ideas, pero pienso continuamente en ellas.

Volviendo a nuestro inmortal maestro de las letras, él también se movía en un ámbito restringido de temas, pero recurrentes, como el infinito, laberintos, tigres, arrabales, eternidad, bibliotecas, Zenón, juegos con el tiempo, mitologías antiguas, guitarras, facón, guapos de milonga, y algunas otras más.

Cómo no encariñarse y siempre sorprenderse en la belleza de su estilo único cuando nos cuenta de sus invenciones idealistas y paradójicas en su Biblioteca de Babel, el increíble y casi aterrador Funes el memorioso, prisionero angustiado de una memoria casi infinita, que no olvida un detalle, un mínimo particular de todos sus cotidianos vivires terrenales y oníricos; su Ficciones, el extraño Aleph, el Borges lógico y matemático, el Borges viejo hablando con el Borges joven, grandioso.

Estaba orgulloso de ser un gran lector y menos de sus páginas escritas.

El Borges cuántico que en sus intuiciones del tiempo y los infinitos universos se adelantó en varias décadas, según el físico teórico Teitelboim, a las tesis de Everett.

 

“Dejo a los varios porvenires (no a todos) mi jardín de senderos que se bifurcan”. (Borges)

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