El código del amor

Salgo fuera del local, y Pauline —Mi mejor amiga y compañera de trabajo— procede a cerrarlo. El frío se hace presente nada más salimos de la cafetería en la que trabajamos y me abrazo para así intentar calentarme un poco. —Estamos en agosto, no debería hacer este frío. —Suelto mientras veo como Pauline saca las llaves de la cerradura. —Cada año, hay menos días calurosos, o esa es la sensación que tengo —Se gira hacia mí— Pero sabes que significa eso, ¿Verdad? —Sonreímos. —¡Noche de "Hammer n beer"! —Dijimos al unísono. Cada viernes, sobre todo si hace bastante frío, tenemos como costumbre ir al bar de la esquina, cuales venden las cervezas a mitad de precio y nos regalan un plato para compartir si terminamos la segunda ronda en menos de una hora. Ahí siempre nos espera Jasmine y Josh, quienes siempre empiezan la cerveza antes que nosotras ya que estos, tienen un negocio entre los dos y los viernes terminan antes. —¡Guarras! ¿Por qué habéis tardado media hora en llegar hoy? Pensaba que no vendríais. —Nos grita Jasmine una vez que terminamos de saludarlos. —Hoy, ha estado a reventar de clientes, no solo por el frío, si no que han puesto una especie de teatro cerca de la cafetería y al terminar la función, pensaron que era buena idea que todos tomaran un café "tranquilamente", antes de irse a su casa. Y hago énfasis en esa palabra porque, ¿De verdad creen que si todos van a la vez a la misma cafetería iban a tener un café al segundo? Somos humanos, no máquinas. Mis compañeros se ríen y yo solo hago una mueca de fastidio. —Tiraron un café a Penny solo porque no estaba tan frío como lo había pedido. ¡Menos mal que estaba frío! Porque llega a estar caliente y no respondo a eso —Respondo y le doy un trago a mi cerveza. Mis compañeros miran horrorizados. —Hay que tener cuidado con el cliente, dejan de ser humanos en cuanto el pedido tarda un poco más de lo previsto o no es como se esperaba —Se queja Josh. Ellos también lidian con clientes quejicas en su empresa, por lo que estas noches nos sirven de terapia a todos. El tiempo pasaba y entre risas, viene la parte que menos me gusta, hablar de mi. —Oye Sophie, ¿Qué hay de aquel chico con el que estabas hablando? ¿Te perdonó? Hago una mueca de fastidio. —Dice que en dos semanas regresa a Reino Unido y quiere verme, supongo que estamos bien pero no me gusta tener que hablar en llamadas o por teléfono con él, sé que lo que hice fue malo, y tengo unas inmensas ganas de hablar con él en persona. No creo que me vea como algo más que una amiga después de todo lo que pasó, aunque sé que aún sigue sintiendo algo por mi, y es recíproco... Pero por el momento, una amistad ahora mismo es mejor que nada si se trata de él. Mis compañeros me miran entristecidos, Pauline se da cuenta de que este tema me afecta más de lo normal y decide cambiar de conversación. —Oye, no sé si os habéis enterado pero, ¿Sabéis que han inventado una aplicación para hablar con personajes ficticios? Resulta que lleva un mes funcionando y se dice que ya hay personas que se han "casado" con esos personajes, incluso. —¿Qué? ¿Es cierto? —Pregunta Jasmine mientras saca el móvil para buscar información— ¡Oh, es cierto! ¿Pero no será esto para llamar la atención? A las personas les gusta ser escuchadas por cualquier estupidez, sobre todo ahora que cualquiera quiere ser viral por las redes. —También hay personas que se sienten muy solas —Digo. —Como tú —Escupe Josh y le doy una mirada hostil. —Me pregunto hasta qué punto una persona se puede enamorar de algo inerte. —Añade Pauline. —¿Cuántas cervezas llevamos? Me enfoco en el logo del bar, un martillo rojo, mientras escucho la conversación de mis amigos. —Pero ¿De verdad no habéis visto Zootopía? Estoy enamorada del zorro ese... ¿Como se llama? —Pauline arrastra las palabras —Tienes un problema, Pauline, ¿Cómo te va a gustar un animal? —Escupe Josh quien ya estaba rojo de la risa. —Es que no lo entiendes, es la personalidad, no la cara. ¡Estúpido! —Tú solo... No te acerques a mi gato. Ante el comentario de Josh, Jasmine y yo soltamos una carcajada y Pauline mira molesta a Josh. Después de terminarnos estas últimas bebidas, decidimos irnos a nuestras casas, y en cuanto me despido de mis amigos, abro la puerta de mi piso y me pongo el precioso pijama de estampados de gatos sonrientes y me tiro en mi blanda cama. Agarro el móvil y releo la última conversación con Peter, mi ex, esperando que me escribiera algo. Hacía dos días que no me escribía pero eso era típico en él desde que le hice lo más feo que he podido hacerle a alguien. ¿Por qué soy tan gilipollas? Solo deseo empezar de cero con él y no haber sido así. Y no sé si es por el alcohol pero, últimamente siento que la cama se me hace grande y desde que no estoy con Peter, las ganas de sentir aunque sea un abrazo, escuchar un 'buenas noches' o un 'buenos días', estaban muy presentes. Nunca me he sentido una mujer que necesite estar con alguien siempre o que no sepa estar sola, pero cada noche pienso en él, y eso me hace sentir muy sola. Me vi entrando a esta página que había hablado Pauline en el bar, no es que estuviera desesperada pero me causaba curiosidad y, solo quería unas buenas noches. ¿Qué hay de malo en eso? Solo sería para eso y nada más.