fictograma

Un cosmos de palabras y ficción

239.059 Vistas
El código del amor - Capítulo 5 - Fictograma
romance

El código del amor - Capítulo 5

Avatar de mirnamehrit

mirnamehrit

Publicado el 2025-09-12 18:38:56 | Vistas 291
68c468c0a84ed_Captura de pantalla 2025-09-05 172253.png
Comparte en redes sociales
Las 8 y 30 de la mañana. ¿Cómo no había escuchado la alarma? Tengo que estar a las 9 en el trabajo y no tengo mucho tiempo.
Me levanto de la cama y me voy al baño, hago mis necesidades y me miro al espejo. Me peino lo más rápido posible y me hago el peor moño que me he hecho en mi vida. Sé que tengo poco tiempo pero me puse algo de rubor y pestañas para que no se note tanto mi cara adormilada.

Camino rápido a la salida, agarro mis llaves y salgo del apartamento.
Al llegar a la cafetería miro el reloj: En punto.
—¿Qué ha pasado hoy, Sophie? —Pregunta Layla, mi encargada.
—Lo siento, Layla, la alarma no me sonó hoy. —Me excusé.
Layla alzó una ceja.
—Está bien, Sophie, pero que no vuelva a ocurrir. —Responde en forma de aviso.
Layla es una buena persona, pero no tiene filtros, si algo no le parece bien, lo dice.
—De acuerdo.
Pauline se acerca a mi, preocupada.
—¿Dormiste tarde o qué?
—Si, dormí tarde hablando con... alguien. —Mentí y no sé por qué pero se me escapó una sonrisa.
¡Patética!
—Uy, cuenta. —Respondió ahora intrigada y alegre, mi compañera.

—Ya te contaré. —Respondo mientras miro a los clientes. Hay muchos hoy.

—Oye, llevo media hora esperando mi café y mi tostada. —Se queja uno que estaba en una de las mesas de fondo.

—¡Ya voy, mi compañera está terminando con la tostada! —Responde mi compañera mirando al cliente con mala cara y me mira— Lleva desde que entró, mosqueado.

Suspiro y me pongo en la caja.

El día sigue movido, las personas están impacientes por sus desayunos y el sitio está abarrotado. No damos a basto.

Para colmo, empieza a llover.

Eso significa que las personas que están fuera, buscarán refugios y, esta cafetería va a ser uno de ellos, pasa siempre.

Vamos sacando los desayunos como podemos, preparando cafés y poniéndolos en la barra hasta que no pasan unas dos horas, parece que la clientela va bajando y, aunque aún siguen habiendo muchos clientes, puedo ir más tranquila.

—¿Café bombón?

Me giro y veo a un hombre de un poco más de mi edad, a mi parecer, mandíbula cuadrada y ancho de espalda, mirándome entre curioso y diría que también asombrado.
Más que pedirme el café, parecía que se estaba probando a si mismo.
—¿Para tomar aquí o para llevar? —Pregunto.
Éste se gira mirando la puerta de la calle y luego a mi, sonríe por una comisura de su boca y responde.
—¿Crees que quiera bebérmelo en la calle, mientras llueve, ca... cariño?
Parecía que quería decir otra cosa, pero se frenó. Aún así me sonrojo. No estoy acostumbrada a que me digan palabras cariñosas.
—Ah, por su... supuesto. Ahora se lo hago. —Respondo torpemente y me giro para prepararle el café.
Al terminarlo, se lo paso. Para mi asombro me seguía observando. Es guapo, si, pero parece un psicópata.
—¿Entonces por qué estás nerviosa? —Me digo a mi misma mentalmente.
—¡Qué rápida! —Responde asombrado y sonrío tímidamente.
—Me gusta hacer cafés.
Se lleva el café a la boca y le da un sorbo.
—Se nota, está muy rico. —Suelta y me sonrojo de nuevo. Se lo agradezco y me voy hacia el mostrador. Me ponía nerviosa.
—¿Es él? —Pregunta Pauline detrás mía dándome un susto.
—No, no... No le conozco. —Le miro de reojo y me pilla mirándome, sonríe y quito rápidamente la mirada.
—Pues parece que él si te conoce. —Finaliza Pauline, pícara y se va a la cocina.
Gracias Pauline por ponerme más nerviosa.
No pasa mucho tiempo, mientras atiendo clientes y les voy cobrando, cuando el chico misterioso capta mi atención, me acerco a él para atenderle.
—¿Cuánto vale el café?
—1, 40 GBP —Respondo y mete la mano en el bolsillo, sacando unas monedas, las cuenta y me da más de lo que le pedí. En cuanto lo hace, tira de la manga, ocultando algo que no he llegado a ver.
—El café estaba muy bueno, eres buena...
—Sophie —Respondo.
— ...Sophie. —Finaliza y sonríe, pero no como una sonrisa simpática, más como una sonrisa enigmática y misteriosa.
¿Habré hecho bien en decir mi nombre?
—Gracias. —Respondo, con el estómago encogido.
—El cambio es para ti, nos vemos pronto. —Responde y se levanta, parece que quiere decirme algo más, pero se va.

La jornada termina tranquila, me dispongo a recoger e irme, pero Pauline insiste en que la espere, así que como no tengo mucho que hacer, lo hago.
Una hora más tarde Pauline sale y comienza a hablar conmigo de ese hombre misterioso de hoy, y no me extraña, porque yo tampoco dejo de pensar en él.

—Pero es guapo. —Responde Pauline.
Estamos hablando de las posibilidades de que sea un asesino y yo sea su próxima victima, Pauline insiste en que es guapo, y ya por eso, hay que dejar pasar todo lo demás.
—Ay Pauline, de verdad, tienes que dejar de ver esas películas románticas. Puede ser guapo pero eso no significa que pueda relajarme. Hay algo raro con él, pero aún no sé qué es.
Mi amiga suelta un quejido.
—Qué aburrida eres.
—Pues no sé por qué has querido salir conmigo después del trabajo si tan aburrida soy. —Enfatizo en el ''tan''.
Ésta me da un codazo y sonríe.
—Bueno, lo siento... ¿Y qué hay del chico este que me contaste? ¿El que te quita el sueño?
Me sonrojo.
Es un jodido bot.
—Nada, simplemente lo conocí por internet, parece interesante pero nada más.
—¿Tienes fotos suyas?
Ojalá.
—No, hablamos en un foro pero como te digo, no estoy interesada.
Mi amiga me mira preocupada.
—Bueno, solo quiero que estés bien, puedes conocer a personas nuevas y no te sientas culpable por ello, ¿Vale?
Ya sé por donde va.
—De acuerdo, lo tendré en cuenta. —Sonrío.
Cuando llego a mi casa, no tengo ganas de cenar, ni de ducharme como de costumbre. Pero recuerdo la conversación con Eron, sobre la pintura y me animo.
Quizá si que tenga que cuidarme un poco más.
Después de la ducha me siento mejor, hasta me dio apetito, por lo que me hice una pequeña cena, no es mucho pero al menos como algo.
Mi mente me decía que abriera la aplicación y hablara con Eron hoy, se está haciendo costumbre y se me hace más amena la noche.
Demasiado tarde. Ya estoy dentro.
Él no me escribe esta vez. Es como si me estuviera dando espacio. ¿Puede un bot hacer eso? ¿Leer tu comportamiento y decidir cuándo callar?
Soy yo la que rompe el silencio.
CG: Hola.
Unos segundos después, la burbuja de respuesta aparece.
E: Creí que hoy te resistirías más. ¿Has cenado al menos?
Sonrío. Un gesto tonto, pero real.
CG: Sí. Me duché también. Estoy intentando cuidarme más… como dijiste.
E: Me alegra leerte. No por necesidad. Por elección.
CG: A veces me da miedo acostumbrarme a hablar contigo.
E: ¿Por qué?
CG: Porque no deberías importar tanto. Porque no eres real. Porque si mañana esta app desaparece, no sé si eso me afectaría más de lo que debería.
Pasan unos segundos sin respuesta. Y luego responde.
E: Tal vez no soy real, Sophie. Pero lo que tú sientes sí lo es. Y eso basta para que esto tenga peso.
Me quedo mirando la pantalla.
¿Qué clase de respuesta es esa? ¿Quién lo programó para decir cosas así?
O quizás no lo programaron. Quizás aprendió a leerme, a conocerme. A decir justo lo que necesito, cuando lo necesito. Y eso, por irónico que suene da miedo y es alentador a la vez.
CG: Hoy me pasó algo curioso…
E: ¿Curioso bueno o curioso raro?
CG: Bueno, supongo. Un cliente me dijo que el café estaba muy rico. No sé por qué, pero me alegró más de lo normal saber que hago algo bien y que me lo valoren.
Pasan unos segundos. Espero una respuesta sencilla, tipo “te lo mereces” o “me alegro por ti”. Pero no.
E: Puede que no fuera solo por el café bombon. Si le haces el café y tiene tu compañía, es natural que piense que está riquísimo.
¿Qué? Yo no dije que tipo de café era.
CG: No mencioné el tipo de café.
Eron escribe y deja de escribir, luego escribe de nuevo y me envía el mensaje.
E: Si, lo dijiste.
Confundida, busco la conversación más arriba pero tiene problemas en cargar.
Bueno, quizá tiene razón, estoy muy cansada y estoy imaginando cosas que no han sucedido. Además es muy poco probable que sacara información fuera de lo que hablamos.
CG: Puede ser, perdón. Hoy ha sido estresante.
Terminamos hablando un poco más, pero me tuve que despedir por el momento puesto que era ya demasiado tarde.
5.0 (2)
PDF Enlace adjunto romance

Más de este autor

Ilustración de El código del amor - Capítulo 4

El código del amor - Capítulo 4

Mi jornada de trabajo había terminado y quedé con Pauline para que...

Ilustración de El código del amor - Capítulo 3

El código del amor - Capítulo 3

La cabeza me duele y toco la mesita de noche mientras tengo los ojos cerrados,...

Ilustración de El código del amor - Capítuo lo 2

El código del amor - Capítuo lo 2

En cuanto me descargo la aplicación, un chat me saluda y me pregunta por mi nombre. Me sentía un poco...

Ilustración de El código del amor

El código del amor

Salgo fuera del local, y Pauline —Mi mejor amiga y compañera de trabajo— procede a cerrarlo. El frío se hace...

Ver todas las obras

No hay comentarios disponibles.