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SU MUNDO HECHO PEDAZOS, los puntos de sutura - Fictograma
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SU MUNDO HECHO PEDAZOS, los puntos de sutura

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Zarcancel

Publicado el 2025-09-25 12:08:38 | Vistas 187
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Esta vez no hubo sueño. Herminia se desmayó en el cuatro por cuatro mientras Simón golpeaba enfurecido el volante por haber perdido a su perro.

La joven despertó en una casa de campo vieja. Simón la había tapado con unas mantas y le estaba dando puntos en la pierna que se rajó con los cristales de la ventana en su huida. Le dolía bastante.

-¡Ay! -Exclamó Herminia nada más despertarse.

-Estate quieta -Dijo Simón con cara de evidente enfado-. Más vale que merezca la pena el haber ido a rescatarte. He perdido a Herodes.

-Lo siento mucho Simón- respondió la chica muy tristemente.

-No te preocupes -dijo el veterinario centrado en su labor de coser la piel.

-¿Qué fue lo que pasó?... ¿Qué me inyectaste?

-Ah… Sí… Eso… Si haces bien la mezcla del medicamento para la eutanasia de los animales, te provoca un paro cardiaco. Pero si haces una medida justa, te deja el corazón tan ralentizado, que pareces estar muerta. Medí las dosis como si fueras un potro o una ternera grande…

Herminia no le dejó terminar. Sin previo aviso le propinó un bofetón, lo que produjo que se le entreabriera la bata que había robado de la sala de autopsias.

-¡Ay!-exclamó Simón por el escozor en su mejilla-… Ay… -Volvió a decir más suavemente mientras de reojo miraba como Herminia se volvía  atapar- . Aunque no te lo creas, te pedí perdón antes de hacer nada, pero estabas en estado comatoso, ahora veo que no fue así.

-Lo percibí todo perfectamente -respondió Herminia indignada cual señorita, con la pierna estirada para que Simón siguiera dándole puntos-. Está bien, te perdono, pero ¿Cómo supiste dónde estaba?

Simón sonrió perspicaz centrado en los puntos de sutura. No quería levantar demasiado la vista para no ver de lleno las partes pudendas de su amiga, ya que estaba en una posición de indefensión mientras tenía su pie apoyado en su rodilla y le cosía la espinilla.

-Bueno -empezó a hablar el veterinario-, la policía la final vino directamente unas horas después de que te fueras de mi clínica. Me interrogaron y yo les dije que no sabía que había pasado, que yo acababa de llegar y me lo encontré todo así. Pensé que me iban a arrestar por mentir cuando investigaran, pero no lo hicieron. Directamente se fueron corriendo a otro lugar. De reojo observé que tenían una aplicación de rastreo de teléfonos, estaban rastreando tu teléfono móvil, Herminia.

-Cabrones… -Dijo la joven arrastrando las palabras.

-Si, eso pensé yo -continuó hablando Simón-. El caso es que tengo clientes en la policía -al mirar la cara de confusión en el rostro de la joven, se explicó-. No, no malpienses por favor. Mis clientes son los perros de la policía, esos que olfatean drogas y explosivos. Yo les hago el chequeo médico.

Herminia rio al darse cuenta de que se había confundido, y Simón no pudo evitar sonreír tiernamente al verla distraída por fin. La joven en cambio se encandiló con la sonrisa de él, y el respeto con el que la trataba.

-Si, cuando me conociste hace años, cosa de la que yo ni me acuerdo, estaba cuidando a Herodes porque al principio era un perro policía. Prometía mucho, era el mejor olfateando narcóticos. El problema es que también se los comía, y claro, al final me lo acabaron dando. Un perro que hace desaparecer las pruebas no es válido para el servicio policial…

Simón sonreía contando esa historia despreocupado, mientras hacía reír de paso a Herminia, que por un instante parecía olvidar todos los males por los que estaba pasando. Le encantaba verla así. Pero la estudiante de medicina en seguida cortó su risa en seco, y se puso seria.

-Ahora soy yo la que te pide perdón -dijo Herminia muy seriamente para echarse a llorar justo cuando Simón cosía el último punto-. Herodes ha muerto por mi culpa.

El veterinario no pudo evitar levantarse y abrazarla mientras la joven mojaba su ropa con sus lágrimas.

-No te preocupes. Sube al ático, ahí encontrarás ropa que creo de tu talla. Aséate y vístete. Necesitas comer algo, durante la cena te contaré el resto.

Y así hizo la joven. En el ático había una habitación con baño. Parecía la de una chica. De hecho, en la mesilla de noche había una foto del propio Simón con otra joven rubia muy guapa y atlética, ambos acariciando un caballo que asomaba la cabeza por el portillo de una cuadra. Por la ventana se podía ver dicha cuadra, pero no parecía contener caballos. No pudo evitar sentirse triste por dentro, Simón aparentaba tener pareja.

Después de asearse y vestirse con ropa más cómoda, Herminia bajó las escaleras y comenzó a olisquear el ambiente. Un sabroso aroma invadía la casa campestre y la guiaba hacia la cocina. Simón estaba cocinando un puchero que parecía apetitoso. De manera inconsciente, la joven supo que Simón era un chico especial, y completo.

Mientras cenaban, el veterinario continuó su historia.

-Como te estaba contando, en la policía tengo alguna amiga. De hecho, esta casa es suya, herencia de sus padres. Antes era una granja con caballos. Mi amiga Susana accedió a los registros y pudo pasarme la última localización de tu teléfono, que resultó ser tu casa.

-¿Amiga?... Perdón… ¿Susana? -dijo Herminia de manera bobalicona mientras comía como una descosida.

-Si -contestó Simón-. Esta es su casa, no te preocupes, le pedí permiso para usarla durante las vacaciones. Ella tiene mucho trabajo en el departamento, así que no se pasará por aquí, me está haciendo un favor.

Herminia se decepcionó a sí misma por unos instantes. No sabía por qué, pero quería esclarecer si esa tal Susana era una amiga o su novia. Pero las circunstancias no eran para pensar en ello. Avergonzada, miró fijamente a su plato y siguió comiendo mientras el veterinario continuaba.

-Después me costó mucho tiempo localizarte. Es como si hubieras desaparecido del mundo. Hasta llegué a pensar que estabas en otro país, sobre todo al enterarme que tu familia era rica y poderosa. No sabía que tus padres son los dueños de la farmacéutica Némorex… Creía que había desaparecido junto al resto de CiborgDame cuando cayó.

-Si, bueno… -Contestó Herminia mucho más avergonzada de lo que ya estaba-. No sé que pasó, no soy economista, pero, mis padres tenían la gran mayoría de las acciones, Ciborgdame era el dueño del 51%, y al desaparecer, legalmente mis padres recibieron el resto… No sé cómo explicarlo.

-Herminia… Eres rica.

-Me da igual tener todo el dinero del mundo, Simón. Mi sueño era ser radióloga, la mejor de Europa… -La joven agarró la cuchara con mucha fuerza-. Y por culpa de este… Trozo de inmundicia que tengo en el cerebro no me puedo ni acercar a una máquina de resonancia…

Al ver que la joven iba a entrar en un ataque de nervios, Simón la interrumpió.

-Tranquila Herminia, no pasa nada. Estoy aquí para ayudarte. No me interesa tu dinero, simplemente te encontré porque no pude dejar de acordarme de ti desde que te fuiste de la clínica. Esa cicatriz que tienes en la ceja … Herminia, a ti te han practicado una lobotomía.

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