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HOY HAY LUNA LLENA - Fictograma
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HOY HAY LUNA LLENA

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Zarcancel

Publicado el 2025-09-01 12:07:06 | Vistas 397
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Tímidamente preparo mis aparejos: un cuchillo corto y rudo para clavar en los costados, uno largo y con doble filo para rematar si hiciera falta, un picahielo para acceder a través de los ojos al cerebro, un cuchillo de peletero para despellejar… Hoy hay luna llena, y tengo que matar. He practicado mucho, estoy orgulloso con mis resultados, y es hora de ponerlos en práctica.

Mis dos perros suman cien kilos de logro y adiestramiento. Uno de cuarenta kilos y morro largo, para correr y confundir a mi presa y el otro de sesenta kilos, para poder apresar mientras llego.

Se que es muy duro y nadie lo comprende, pero la caza es sagrada, todo un arte. Algo dentro de mí me empuja a cometer este acto tan atroz porque me hace disfrutar. Es ilegal, si, muchísimo, pero he de arriesgarme. Hoy hay luna llena, y es el momento perfecto para matar. Es más arriesgado, hay luz natural, yo veré mejor, pero también me pueden ver.

Pese a que mis perros están ansiosos, su adiestramiento es inmejorable. Como dos témpanos de hielo, me flanquean esperando mis órdenes con impaciencia, pero quietos como un árbol, mirándome sin descanso esperando a que una simple palabra salga de mis labios… Pero no es el momento.

Me visto de camuflaje y me llevo algunas cuerdas, no uso armas de fuego, porque el estrés deja mejor sabor en la carne de mis presas y si de un solo disparo los abatiese, me privaría de la exquisitez de la adrenalina invadiendo sus músculos.

Me alejo de mi poblado unos kilómetros y aparco mi vehículo cerca de otros al pie de un bosque. Aquí los jovenzuelos escapan de las normas sociales y se adentran en él para consumar su frenético amor. Yo hago lo mismo, aquí consumo mi amor por la caza, pero yo me adentro muchísimo más en las profundidades de aquel paraje milenario.

Embadurno con barro mis ropajes y perros. Después espero pacientemente entre unos arbustos hasta que la luna alcanza el punto más alto de la noche… Ya queda menos. En aquel claro crecen unas flores azules muy brillantes, y esas flores atraen a mi presa… Un enorme jabalí blanco. Dicen que tiene cien años y que ha matado a más de una persona, pero creo que son leyendas. Yo solo quiero probar ese majar prohibido, cazado en una zona ilegal y fuera de temporada.

Cuando está al alcance, sin vacilar le doy la orden a mis perros que salen a la carga. En aquel claro se produce un rodeo magnífico de contemplar. El pequeño que es más ágil va propinando mordiscos en los tendones y las patas, y cuando el grande se acerca, profiere heridas cada vez más letales. Inconscientemente, el jabalí va a los lugares iluminados porque está nervioso, hasta que se centra y sale corriendo por una oscura vereda adentrándose en la espesura.

Sin vacilar persigo al trío de animales cuchillo en mano, pero no pasan ni cinco minutos hasta que escucho el aullido lejano de uno de mis perros. Es la señal de lamento que indica el paso previo al final de mi caza, de mi arte, de mi rito sagrado que me consagra como hombre.

Ahora, quien está frío como un témpano pero impaciente a la vez, soy yo mismo mientras me aproximo a los aullidos. Cuanto más me acerco más se intensifican, pero hay algo extraño. Los aullidos parecen desesperados y aberrantes. Eso quiere decir que la presa se está a punto de escapar, que está luchando por su vida… Y eso, me hace sentir más eufórico.

Voy todo lo rápido que puedo, y cuando huelo la sangre en el ambiente preparo mi cuchillo de apuñalar. Rápido y raudo atravieso unos matorrales para dar a otro claro del bosque impregnado nuevamente por la luz de la luna. En el centro, hay una gran masa de pelo plateado hecha una bola, pero… Al lado hay algo que me aterroriza. Restos humanos descuartizados y a medio comer de una joven chica… ¡Qué han hecho mis perros! me dije a mi mismo horrorizado.

Mis músculos no se podían mover. La masa de pelo gris se levantó en dos patas, con los perros destrozados en sendas manos y girones de ropa que le cubrían malamente. Aquello que aullaba no eran mis perros, era un hombre lobo.

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Avatar de yamifernan
yamifernan 2025-09-01 14:50:18

Una prosa brillante.