fictograma

Un cosmos de palabras y ficción

239.097 Vistas
Reino de fuego y sombras II - Salamandras - cap41 - Fictograma
fantasia

Reino de fuego y sombras II - Salamandras - cap41

Avatar de heguendm

heguendm

Publicado el 2025-09-11 15:33:06 | Vistas 468
68c2ebb2296b2_lantia_cover_66b322c3c534c_360.jpg
Comparte en redes sociales
Intereses personales:

Mientras la maestra Pelana intentaba destruir el gólem gigante de Clinton, en la retaguardia, Lidia entraba a solas a una tienda de campaña.
—¿Qué sabes? —preguntó a uno de los magos de viento de la Corte Oscura.
—He visto a Clinton —dijo el mago, su cuerpo cubierto con sus ropas encantadas. —Me ha entregado esto.
El mago sacó algunos papeles maltratados y los entregó a Lidia, quien los revisó sin más dilación. Su rostro se volvió pálido.
—¡Imposible!
Lidia se sentó en una de las sillas que ocupaban la tienda de campaña y volvió a revisar los documentos con detenimiento.
—Llama a los demás magos de la Corte Oscura, excepto a los que están en el frente de batalla.
Mientras el mago de viento se retiraba, Lidia volvió a revisar los documentos. No era la más experta en magia arcana de la Corte, pero sus conocimientos no eran despreciables.
—¿Cómo es posible? —Seguía preguntándose mientras leía.
Unos minutos después, varios miembros de la Corte entraron en la tienda. Lidia les mostró los documentos que habían sido enviados por Clinton.
—Entonces, ¿qué opinan?
—Es correcto, en teoría, aunque aún no lo creo del todo —contestó uno de los brujos encapuchados.
—Según esto, lo ha logrado todo. Tiene control del miasma y sus ejércitos, puede moverlos a voluntad sin necesidad de extender el miasma —comentó otro.
—Imaginen lo que podríamos hacer con un ejército completo de criaturas del miasma. Podríamos subyugar a todos los reinos, e incluso extender la dinastía más allá del mar.
Lidia se dio la vuelta y se dirigió al mago de viento que había traído la información.
—Vuelve al miasma, contacta con Clinton, veremos si en realidad podemos ser aliados.
El mago de viento salió de la tienda de campaña.
—Esto es una gran oportunidad, la situación es crítica ahora que la Dinastía solo tiene un mago titulado, sabemos que los reinos vecinos han guardado una pequeña parte de su ejército para un futuro combate contra la Dinastía y que Veldat tiene un acuerdo con el Imperio Nu para invadir a la Dinastía cuando esta guerra termine— comentó Lidia a los miembros de la corte presentes.
Un mensajero entró en la tienda.
—Señoría, el gólem de la maestra ha caído. El gólem del enemigo ha recibido mucho daño, pero aún sigue activo. La capitana Van Casting solicita que los brujos le den el golpe de gracia.
—Denegado. Que la maestra Emeral, Telman y los demás maestros de todas las academias se unan en un ataque contra el gólem —ordenó Lidia.
Unos minutos después, Astrid entró en la tienda.
—Lidia, ¿te has vuelto loca?
—Eso debería preguntarte yo. Cuida tu tono conmigo, niña —contestó Lidia frunciendo el ceño.
—Tenemos una oportunidad única. Los De Vonder están atacando el gólem, pero empieza a recuperarse. Los maestros no son lo bastante fuertes para marcar la diferencia. Como mucho, lograrán mantenerlo en un estado débil, pero su ausencia de otras zonas del campo de batalla debilitará nuestras líneas. La brujería de Clinton ha distorsionado tanto los elementos que solo los magos de élite pueden pelear de forma efectiva, los caballeros no pueden cargar con todo esto —replicó Astrid.
—¡Lo sé! Pero tenemos información nueva que puede ser muy útil; además, olvidas un detalle; no sabemos si Clinton puede crear otro gólem —explicó Lidia.
—¿Información nueva?
—No puedo darte mas detalles aún, estamos confirmando su veracidad, nos tomará un par de horas.
—No tenemos un par de horas —refutó Astrid.
—He tomado mi decisión. Cumpla con sus órdenes, capitana.
Astrid salió de la tienda y se reunió con Gerald unos minutos después.
—Abre los ojos, algo no anda bien.
—Lo he notado —dijo Gerald. —Los brujos de Lidia han estado acercándose a los maestros y hablando con ellos, excepto con Pelana y Telman.
—Tengo un mal presentimiento—dijo Astrid mirando a la batalla, que se mantenía estancada.
Unos minutos después, Lidia y varios de sus lacayos entraron de forma discreta en el miasma, fuera del alcance de la vista de Astrid y algunos otros.
—Clinton Van Ferra, no creí que volvería a verte —saludó Lidia.
—Yo tampoco pensé que sobreviviría —contestó Clinton.
Estaba cubierto de ropas negras, como solía vestir durante su estancia en el Palacio Real, aunque más sucio. Su voz era gutural, rasposa, como la de alguien con una garganta inflamada y reseca.
—Hemos recibido la información que enviaste. Al principio no lo creía, pero viendo cómo los zombis te obedecen, incluido ese dragón, tenemos que admitir la veracidad de tus afirmaciones.
Clinton movió su mano, el cadáver del dragón reanimado a su derecha se acercó y se acostó a su lado, colocando su cabeza a la derecha de Clinton de forma dócil.
—¿Puedes mover los dragones fuera del miasma como haces con los demás no muertos? —preguntó Lidia.

—Sin ningún problema, aunque eso requiere un poco de magia arcana. Por desgracia, no hay muchas cosas vivas en el miasma. Si obtengo los ingredientes, puedo hacer que un ejército de no muertos viaje sobre el campo de batalla de cualquier reino —contestó Clinton, haciendo a Lidia sonreír.
—Excelente, creo que tenemos una base para una muy valiosa cooperación —confirmó Lidia.
—Pero, primero, tenemos un pequeño problema. —Clinton levantó la mano derecha mostrando un solo dedo.
—Astrid y los De Vonder.
—¡Ah! Excelencia, es usted una mujer de deducción extraordinaria —elogió Clinton.
—Nos encargaremos de ellos —aseguró Lidia.
—Si no les importa, prefiero hacerlo yo mismo. Si los brujos de la Corte me ayudan un poco, puedo restablecer mi gólem y capturarlos por sorpresa. Me gustaría unirlos a mi ejercito, son como dragones en miniatura, podrían ser excelentes soldados para invadir otros reinos.
—¿Cómo sabemos que esto no es una trampa? —preguntó uno de los secuaces de Lidia.
—¡Por favor! —contestó Clinton con voz sarcástica. —He estado en el Palacio Real y en la Corte Oscura, yo nunca quise iniciar esta guerra. Tuve que hacer todo esto en la sombra, porque Mable y la Corte nunca aprobarían mis experimentos. Pero ahora que he tenido éxito, toda la dinastía podría beneficiarse.
—¿Y tú qué ganas con esto? —preguntó Lidia.
Clinton se echó a reír, había un leve tono de locura en su desenfrenada risa.
—Fama, fortuna, riqueza, poder, posición social... Mi propia estatua junto a la de Liev en la Torre, conquistaremos todo el continente y tal vez el mundo. Mi nombre pasará a la historia como el mago más poderoso del mundo. Más que Liev, más que Van Vatnik, más que todos los magos titulados actuales y previos, ¡yo soy inmortal!
«Otro payaso vanidoso», pensó Lidia con una sonrisa.
—De acuerdo, Clinton. ¿Qué tienes planeado?
Clinton se acercó a Lidia y le entregó un papel en mal estado, pero con un diagrama y runas perfectamente legibles.
—Los sacrificios de las carretas. Serán suficientes para recuperar mi gólem, yo me encargaré del resto.
—De acuerdo —contestó Lidia.
Los miembros de la corte oscura salieron del miasma y volvieron a la retaguardia. Mientras, Clinton se dio vuelta y miró hacia el oeste, hacia los restos del Gran Padre.
—¿Quién eres? —preguntó Clinton.
Los zombis que le rodeaban continuaron inmóviles. Fuera del miasma, en el campo de batalla, los hombres de Lidia pasaban información a Emeral y a otros magos y caballeros. Astrid había sido llamada a la retaguardia. A su entrada en la tienda de Lidia, una daga larga se clavó en su espalda. Su asesino hizo su trabajo con maestría; la daga llegó al corazón. El aire salió de sus pulmones, mientras su cara de sorpresa cambiaba a dolor.
«Qué tonta fui».
Mientras caía al suelo, una pequeña lanza de hielo atacó a Lidia. Uno de los magos de la Corte chasqueó los dedos; la lanza de hielo se evaporó, el mago movió su mano y el cuerpo de Astrid empezó a arder. El mago controló su magia de forma que solo el cuerpo de la capitana se vio afectado por las llamas.
—Ahora solo faltan los De Vonder; es una lástima, los De Vonder son muy poderosos, pero son dragones, no podemos confiar en ellos —comentó Lidia.
Los brujos y magos a su alrededor asintieron.
—Aunque aún no entiendo qué truco de magia arcana usó Clinton para burlar nuestra detección, ni siquiera de cerca logramos registrar su energía mágica, vital o de ningún tipo —dijo el mago que había quemado el cuerpo de Astrid mientras sacaba un objeto parecido a un localizador de su bolsillo, pero con un cristal azul.
— Necesitaremos alguna defensa contra su magia en el futuro, pero por el momento nos será útil, mientras sea un maníaco vanidoso, podremos usarlo —coincidió Lidia.
En el frente de batalla, los magos y los De Vonder luchaban para evitar la regeneración del gólem caído. Los brujos de la Corte dieron señal, era el momento de entrar en acción. Los magos y los De Vonder dejaron de atacar.
—Velna estero leguia no Ferra.
—Nal canto a gaw.
—Est del nerla vila let.
La energía elemental se deterioró aún más, el miasma viajó hacia las carretas atravesando las telas que cubrían su contenido, gritos horrorizados se escucharon por todo el campo de batalla. El miasma volvió a salir de las carretas y entró en el gólem gigante. Dos dragones se elevaban desde el interior del miasma, uno de ellos cargaba a un hombre cubierto en ropas negras sobre su lomo.
—Meneol —dijo Temma, reconociendo al más grande de los dos dragones.
Aunque su cuerpo se había deteriorado al convertirse en un cadáver, aún conservaba restos de su antigua magnificencia.
El hombre bajó del dragón y se colocó sobre el torso del gólem. El miasma empezó a entrar en el hombre, el cual se hundía en la roca como si fuese lodo, el gólem se recuperaba a una velocidad visible.
—¡Nos traicionaron! —gritó Gerald.
—Muy tarde. —Las flamas de Emeral atacaron a los De Vonder. La maestra tenía activadas sus ropas encantadas. En la distancia, algunos de los caballeros de la Dinastía utilizaban las ballestas gigantes para atacar a los dragones. Gerald fue víctima de los ataques de los magos de élite. El ataque sorpresa fue efectivo, los soldados regulares de la Dinastía asesinaron a los guerreros del reino del sur leales a los de Vonder y dos de los tres dragones sufrieron heridas letales.
—¿Pero qué es esto? —Telman estaba confundido. Desde su punto de vista, los miembros del ejército aliado habían empezado a matarse unos a otros.
El maestro intentó activar sus ropas encantadas, sin éxito. Los brujos de la Corte usaban su magia arcana para interferir con el maestro. El maestro se disponía a atacar a los brujos con su magia de hielo, pero el aliento del otro dragón zombi lo cubrió de miasma. Los miembros del ejército de los otros reinos se mostraban confundidos. Los zombis de Clinton obviaban a los miembros del ejército de la Dinastía, que eran fáciles de identificar por sus ropas y armaduras, y atacaban a los ejércitos de otros reinos.
—Tenemos el control de las fuerzas del miasma, ¡los otros reinos son nuestros enemigos! —gritó Emeral.
La mayor parte del ejército de la Dinastía estaba al tanto de la situación. Lidia y sus hombres ya habían informado a sus mandos intermedios del cambio de estrategia.
Mientras, los De Vonder luchaban contra el gólem que se recuperaba, el zombi de Meneol, varios brujos y los maestros de la torre. Moger y Temma luchaban en el suelo mientras Uruk, a lomos del último dragón sobreviviente, esquivaba los ataques del enemigo en el aire. Desde la distancia, los caballeros le atacaban con flechas de acero gigantes.
—¡Por fin los tengo! —gritó Emeral, lanzando tanto fuego como su magia le permitía desde la distancia. Los brujos y el cadáver reanimado de Meneol le servían de escudo.
El gólem gigante de Clinton se movía diferente, ahora que lo controlaba directamente; sus patrones y movimientos eran más variados y precisos. Moger y Temma lograban esquivar los brazos de piedra del gigante por centímetros gracias a su gran velocidad física. Sin embargo, los entes que formaban parte del gólem gigante, reconstruido gracias a la magia arcana, lograron atrapar a Moger. Las ramas, ahora llenas de espinas filosas, lograron penetrar la dura piel azul de la salamandra. Temma fue a su rescate y, tirando de el, logró sacarlo de las enredaderas que le empezaban a cubrir. Moger perdió un brazo y una pierna, a causa de las ramas. Temma no salió ileso del rescate. Varios ataques de magia cayeron sobre el, lanzas de hielo habían dejado heridas en su espalda, el fuego de Emeral había quemado su piel.
Moger asintió. Una mirada fue suficiente para entenderse. Los enemigos los superaban en número, la energía elemental estaba muy deteriorada y, con las heridas que tenían, su fuerza física estaba limitada. Estaban perdidos.
Temma lanzó el cuerpo parcialmente desmembrado de Moger con todas sus fuerzas hacia Emeral, la cual fue tomada por sorpresa. Usó su magia de fuego para atacar. Un calcinado Moger pasó a través de las flamas de la maestra, su mano derecha, con aquellas garras filosas, atravesó el pecho de Emeral, sosteniendo su corazón que aún latía a sus espaldas.
«No esperaba esto», pensó Emeral mientras veía el brazo que atravesaba su pecho.
Moger cerró el puño aplastando el corazón de la maestra. Otros maestros, brujos y magos de élite se preparaban para atacar a Moger, el cual, con su cara calcinada, sonrió. Aun con la alteración de los elementos por la magia arcana, la energía elemental de fuego empezó a concentrarse en su pecho mientras caía al suelo junto al cadáver de Emeral. Un leve crujido, como de roca que se quiebra, se escuchó, luego fue precedido por una gran explosión que calcinó a varios brujos y magos. En el lugar donde el cuerpo de Moger y Emeral habían caído, solo un cráter era visible.
Mientras tanto, Temma había saltado en dirección a la boca del cuerpo reanimado de Meneol. La explosión subsiguiente evaporó la mayor parte del cuerpo del zombi, dejando solo parte de las patas traseras y la cola. Muchos magos y brujos se vieron envueltos en la explosión, e incluso el gólem de Clinton recibió daños. Un brazo del gólem y parte de su torso habían sido destruidos en la explosión, dejando a Clinton expuesto. Sus ropas también habían sido destruidas.
—¡Mierda! —se quejó Clinton.
Su imagen llamó la atención.
—¡Es un no muerto! —gritó Gaelion señalando a Clinton.
El centro del torso del gólem estaba ocupado por un cuerpo gris y seco, descarnado; parte de su cara había sido destruida exponiendo la mandíbula, el maxilar, el hueso frontal y temporal del lado derecho. Carecía de labios, sus dientes amarillentos estaban expuestos, su nariz estaba ausente, dejando visibles las fosas nasales del cráneo; sus cuencas carecían de ojos, eran solo dos agujeros, tan oscuros como el miasma que rodeaba al gólem y otros no muertos.
Uno de los magos de viento al servicio de Lidia se movió como una sombra y fue a informar a su superior. Mientras, Uruk volaba en su dragón tan alto como podía para evitar los ataques enemigos, con lágrimas en sus ojos.
—¿Qué? ¿Un no muerto?
—Así es, su señoría —respondió el mago, quien había llevado el mensaje.
—Eso lo explica todo.
—¿Qué hacemos, su señoría?
—Nada, Clinton aún conserva su mente; al parecer, solo su cuerpo está muerto. Eso puede ser útil; además, en un futuro, cuando no nos sirva, tenemos un motivo para eliminarlo —contestó Lidia con una sonrisa.
Mientras tanto, en el frente de batalla, el gólem cubrió su pecho con el brazo que le quedaba para proteger a Clinton, quien se había quedado congelado e inactivo, con su cabeza girada en la dirección donde se encontraban los restos del Gran Padre.
5.0 (1)
PDF fantasia

Más de este autor

Ilustración de Reino de fuego y sombras II - Salamandras - cap43

Reino de fuego y sombras II - Salamandras - cap43

Nada que perder:La consciencia de Clinton volvió al campo de batalla, su cuerpo aún parcialmente insertado en el gólem había...

Ilustración de Reino de fuego y sombras II - Salamandras - cap44 (final original)

Reino de fuego y sombras II - Salamandras - cap44 (final original)

Mentiras familiares:Tras caminar en silencio a través del Desierto Infinito durante un día, el cansancio se hacía notorio, incluso tras...

Ilustración de Reino de fuego y sombras II - Salamandras - cap42

Reino de fuego y sombras II - Salamandras - cap42

Contradicciones:Xavier y Delfín se encontraban en la entrada de la cueva. Xavier aún sostenía el cristal en sus manos, pero...

Ilustración de Reino de fuego y sombras II - Salamandras - cap37

Reino de fuego y sombras II - Salamandras - cap37

Arreando gatos:En el palacio real de Telassa, una reunión en privado entre la realeza y miembros de los reguladores tomaba...

Ver todas las obras
Avatar de Valentino-Prádena
Valentino-Prádena 2025-09-11 16:07:07

¡Ufff! ¡Capítulazo! No tengo más que decir. Me he gozado con todas esas imágenes de la batalla en la mente, todo ese cúmulo de negociaciones, traiciones, dolor, muerte y redención. Admirable.