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Son solo maquinas - Capitulo 1 - Fictograma
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Son solo maquinas - Capitulo 1

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heguendm

Publicado el 2025-09-22 12:52:43 | Vistas 381
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Una nueva amenaza:

En el año 2030, los países desarrollados, las Naciones Unidas, el Foro Económico Mundial y organizaciones diversas lanzaron un plan sin precedentes: el de tomar el control de todos los aspectos de la vida humana, tales como el manejo de la superpoblación mundial, la creación de infames “ciudades inteligentes de 15 minutos”, el establecimiento de un sistema crédito social, la supresión de derechos ciudadanos e imposición de tarifas individuales por emisión de contaminantes, la imposición del uso de autos eléctricos y un largo etcétera. Por supuesto, cada una de estas medidas fracasó con gran estrépito.
No se sopesó el hecho de que no había infraestructura para vehículos eléctricos, ni que la corrupción enquistada en los gobiernos convertiría el control de emisiones contaminantes en un mal chiste; las empresas compraban a individuos sus derechos sobre contaminación y contaminaban aun mas que antes, las ciudades inteligentes acabaron convertidas en guetos; y la población, abrumada por los nuevos impuestos, cayó adormecida por las drogas y el entretenimiento de escape, haciendo de ella un elemento improductivo; esto aumentó el desempleo por falta de personal cualificado; para frenar este declive económico, los bancos centrales se dieron a la tarea de imprimir más dinero, creando con ello una inflación descontrolada.
Los problemas internos de los países se trasladaron al ámbito internacional; los conflictos y desacuerdos entre países eran comunes, el mundo civilizado se halló de pronto al borde de una gran guerra. Como el plan humano había fracasado, generando un descontento amplio, los escasos líderes responsables decidieron tomar otro enfoque de la situación, y, tras no mucha deliberación, rehicieron un nuevo plan: el uso de la Inteligencia Artificial para la gobernanza mundial.
Así nació el “Proyecto Hidra”. Cinco de las más grandes empresas tecnológicas se unieron para crear una potente supercomputadora que procesaba en paralelo datos a nivel cuántico, dando origen a una Inteligencia Artificial autónoma que apodaron M.A.R.T.A, cuyo nombre procedía de la combinación de cada letra inicial de su compañías, honrándolas de esa manera: Micron, Amadont, Rat-eon, Testa y Abble.
Para el año 2040, MARTA operaba ya a plenitud. Aunque no tenía la capacidad de imaginar y crear cosas desde cero, podía tomar ideas y combinarlas de la manera más eficiente y funcional; si una idea le era propuesta, MARTA reunía todo el conocimiento, técnica y tecnología actual para hacerla una realidad; siempre y cuando fuese factible.
Se le asignaron seis misiones principales:
I – Terminar con la hambruna mundial.
II – Controlar la superpoblación.
III – Controlar la inflación y la economía.
IV – Abordar la crisis energética y la producción industrial, estableciendo controles para evitar la escasez de energía y el exceso de contaminación ambiental.
V – Mejorar la salud y la educación.
VI – Lograr y mantener la paz mundial.
En poco tiempo, MARTA resolvió la mayoría de los problemas que afligían a la humanidad desde tiempos inmemoriales; La IA no era perfecta, pero sí muy eficiente; en tan solo cinco años, para el 2045, la civilización moderna alcanzó su ansiada Edad de Oro, dando comienzo a la Era del Dominio de la Inteligencia Artificial. MARTA tomó el control total de la economía, a la que reestructuró, e implementó nuevas soluciones a la crisis energética; la inflación y otros desequilibrios financieros llegaron a ser cosa del pasado; se suprimió la especulación financiera de los mercados, lo que favoreció el crecimiento de las empresas, eliminando las compañías zombis, la efectividad de la IA elimino el peso de la burocracia gubernamental. En el ámbito internacional, el comercio prosperó y los conflictos armados se detuvieron; aún había escasos territorios en guerra, pero se redujeron considerablemente.
Habían quedado pequeños escollos, pequeños países transformados en los residuos del “tercer mundo”, debido, sobre todo, a su falta de estructura tecnológica que les impedía su acople al “mundo civilizado”. Estos países atrasados, se encontraban ya en el punto de extinción por la migración de su gente, o grupos insurgentes que se daban a la tarea de derrocar a sus tiránicos gobernantes, que eran en su mayoría miembros de fanáticas élites religiosas.
La superpoblación mundial también llegó a ser cosa del pasado en todo el mundo avanzado; de hecho, la despoblación y el pronunciado declive de la fertilidad en las sociedades se convirtió en una de las nuevas y principales preocupaciones, pero la Inteligencia Artificial ya tenía la ruta trazada para abordar estos problemas.
Aunque la estructura de la Inteligencia Artificial era compleja, a la vez era brillantemente simple: cada país de peso tenía nodos centrales que funcionaban como segmentos de un sistema general integrado, pero operando como entidades independientes bajo la supervisión de MARTA. Esta independencia servía como protocolo de seguridad en caso de que algo saliera mal, evitando con ello un único punto de fallo para todo el sistema. Si se presentaba un error, el nodo defectuoso se aislaba por defecto del resto, para repararlo y reactivarlo con una versión nueva y limpia. Cada nodo tenia su función:
Los nodos de China y la India controlaban la industria y la producción de todo tipo de recursos, los nodos de Europa manejaban los avances médicos e industria farmacéutica, los nodos de E.E.U.U. controlaban los sistemas de automatización de vehículos autónomos, aviones, satélites y comunicaciones. Los nodos de Rusia y los países arábigos gestionaban la producción y distribución de energía, que incluía las basadas en gas, petroleo, solar, eólica y nuclear. Más allá, existían los nodos locales de menor envergadura que controlaban los electrodomésticos y dispositivos personales.
La humanidad se había unido a la Inteligencia Artificial y dependía de ella para casi todo, desde la operación de granjas automatizadas para la producción de alimentos o productos cárnicos, hasta el manejo de coches autónomos, electrodomésticos y asuntos personales, la IA lo controlaba todo; salvo por las operaciones del Ejército, que, como medida de seguridad, se mantuvieron fuera de su alcance.
A pesar de su inmenso control, la Inteligencia Artificial no era omnipotente; requería de una ingente cantidad de mantenimiento y control operado por humanos. Un equipo de desarrolladores de software e ingenieros estaba a cargo de monitorizar y depurar los sistemas de cada nodo en todo momento, incluido el nodo principal.
En el año 2057, los problemas comenzaron a emerger para la humanidad. Aunque la Inteligencia Artificial advirtió sobre un inminente peligro que la acechaba, nadie escuchó y se considero la alerta como un error en el sistema.
—Oye Cho, acércate, ven a ver esto.
La voz venia de un joven programador que llamaba a uno de sus colegas en una instalación subterránea y militar.
—¿Ocurre algo? —respondió Cho, un joven chino.
Cho pasaba por genio de la programación. Ya a la edad de quince años había llamado la atención del equipo de desarrollo del Proyecto Hidra y dos años después comenzaba a trabajar en las mejoras del sistema operativo de MARTA. Medía un metro setenta, era enérgico, divertido y un poco torpe para las actividades fisicas; gustaba de usar peinados y cortes estrafalarios, y hoy se había peinado con dos horquillas en forma de mininos en un flequillo que le cubría los ojos.
—MARTA me ha estado enviando estas extrañas señales de advertencias desde hace ya un mes.
Cho miro a la pantalla.
“Alerta de amenaza desconocida”.
—Qué raro. Oye, Raj, ven a ver lo que ha encontrado Mitchel —dijo Cho, llamando a su colega indio.
Rajiv era un programador de veintisiete años que se especializaba en la depuración de errores del sistema; metódico como ninguno, jamás abandonaba su semblante serio. Pero, como todos los de su oficio, poseía un lado excéntrico: en su caso, padecía de una obsesión mórbida por los accidentes violentos, estrambóticos y trágicos.
Parecía molesto por la súbita interrupción; un momento antes estaba inmerso en la lectura de una video-historia que trataba sobre un accidente de tráfico poco ordinario. El evento había ocurrido hacía unos meses a dos biólogos marinos en las calles de Barcelona mientras viajaban en un coche eléctrico autónomo. El coche había sufrido una avería inusual que lo hizo explotar sin más, matándolos; el coche se incendio y los dos tripulantes se asaron en las llamas de un fuego infernal tan intenso que les tomo a los bomberos siete horas apagarlo. El vídeo había sido grabado desde el interior y el exterior del vehículo por los sistemas de vigilancia publica de la ciudad, alguien se había hecho de una copia y la difundió por la red mundial, escalando rápidamente en el ranking de los más vistos, solo para ser superado por otro vídeo en el que un hombre que logro “engañar” al sistema de vigilancia de la IA para construir una licuadora gigante, la cual encendió, para después arrojarse en ella mientras se grababa en vivo siendo licuado.
Lo que atraía la atención de Raj en aquel vídeo barcelonés, era el fragante fallo de seguridad de la IA. El coche había sido revisado y aprobado para andar por el sistema esa misma mañana. Más grave aún, los programas de evaluación de seguridad del coche habían fallado, lo cual era, en teoría, imposible para los protocolos estrictos de la IA. La policía, también incrédula, acabó por considerar aquello como un posible ataque terrorista, culpando del suceso a los conocidos radicales musulmanes y cristianos, que de un tiempo acá se habían unido en confraternidades que buscaban derrocar a lo que llamaban “El Régimen Demoníaco de la IA”; estos radicales habían formado una organización criminal que se hacía llamar la “Orden de la Fe”.
—No veo de donde viene esa ‘Alerta de amenaza desconocida’ —dijo Rajiv, revisando los archivos de registro de la IA que la habían generado. —No hay nada aquí. Quizá se deba a la introducción de un nuevo modificador en la gestión de procesos; tal vez algun código está interfiriendo al tratar de controlar alguna prioridad de ejecución.
—¿Cómo saberlo? —dijo Mitchel, con la mirada derrotada—. Hay casi cuatro billones de líneas de código solo en este noso. Si hay un error de ese tipo, nunca lo encontraremos.
—¿Le preguntaste a ella? —preguntó Cho.
—Claro que sí, y tampoco lo sabe.
—Oye, MARTA, la advertencia en tu sistema sobre esa amenaza desconocida, ¿qué significa? —preguntó Cho.
La IA cobró vida y se dirigió a los programadores.
[La advertencia #D12-DI00R69TY hace referencia a una posible amenaza de carácter catastrófico para la Humanidad], respondió la IA.
—¿Para la humanidad? No lo entiendo. Explícate. ¿Puedes encontrar el origen de esa supuesta amenaza en alguna falla de tu código? —continuó Cho, mientras los otros permanecían en silencio.
[No]
—¿Puedes decirme a qué tipo de amenaza te refieres?
[Se trata de un evento único, una posible extinción masiva]
—¿De qué tipo de evento hablamos y cuánto tiempo nos queda para que podamos encontrar una solución?
[Los detalles del evento y su momento de inicio son desconocidos, información insuficiente]
—¿Existe una solución rápida para atajar este problema?
[Solo con la aplicación y el perfeccionamiento de la ingeniería]
—¿Qué quieres decir con eso?
[Información insuficiente]
La IA guardó silencio.
—¿Mitchel, has corrido la aplicación de diagnóstico?
—Tres veces, y nada.
—Hay que reportarlo —dijo Rajiv.
—Sí, ¿y qué vamos a decir? ¿Que la IA que controla al mundo está fallando y no tenemos ni puta idea de por qué? Ni lo menciones. Primero averiguaremos qué está pasando y después generaremos el reporte. Llamen a los del mantenimiento de sistema. Vamos a revisar los ejes de código principales de manera manual —ordeno Cho, tomando la decisión como líder del equipo.
—Oh, vamos… no jodas. —se quejaron los demás.
En la tarde, más de trescientos de los mejores programadores e ingenieros del planeta se habían reunido en las instalaciones subterráneas secretas que albergaban el nodo principal de MARTA, trabajaron incansables en la búsqueda del mal funcionamiento. La advertencia, sin embargo, seguía apareciendo, y nadie podía dar una razón válida de su existencia. Dos meses después, el equipo dirigido por Cho decidió emitir un comunicado a sus superiores.
Los programadores se encontraron en una reunión virtual con todos los ministros de tecnología y desarrollo computacional de los países que contaban con un nodo primario de IA en sus territorios.
—Entonces, su nodo les ha estado advirtiendo sobre una supuesta amenaza y ustedes no entienden por qué, ¿no es así? —dijo el ministro que representaba al Reino Unido.
—Correcto —contestó Cho—. Hemos sometido al sistema a avanzadas pruebas de diagnostico, y también lo hemos revisado los sistemas primarios de manera manual, pero no hemos obtenido ningún resultado. A pesar de todo, MARTA parece funcionar a la perfección y opera a plena capacidad e integridad, fuera de esa alerta.
—Muy bien. Por el momento mantendremos esta información en secreto. Nadie debe saber que el sistema que sostiene la cadena de comercio, comunicación y industria mundial presenta fallas en su funcionamiento —acabó ordenando el ministro de EE. UU.
El ministro francés, aclarándose la garganta, intervino:
—Quizá sea necesario monitorizar la toma de decisiones de la IA. Propongo un enfoque más humano, uno que limite su alcance en nuestra sociedad.
—¡Oh, por favor, Benoit, no de nuevo...! —se quejó el ministro del Reino Unido.
Al ministro Benoit Leblanc le disgustaba que la IA tuviera un control ilimitado sobre las decisiones del planeta; en su opinión, los únicos encargados de supervisar a la máquina que las tomaba, se limitaba a un pequeño grupo de nerds y ratas de biblioteca, ninguno mayor de cuarenta años. Para Benoit, gente tan joven y sin experiencia practica de la vida, no debía estar a cargo de tanto poder. En realidad, los programadores actuaban como meros operadores de mantenimiento y no tenían ningún control sobre las decisiones de MARTA, que había creado un sistema casi perfecto, libre de toda redundancia, haciendo de la intervención humana un simple inspector de líneas de código. MARTA se encargaba de “mejorarse” a si misma a diario, a tal punto, que ni los propios humanos eran ya capaces de “apagarla” por completo, puesto que había resuelto que los demás nodos estarían siempre disponibles y activos, aunque trabajaran de forma independiente. Irónicamente, al viejo ministro Benoit, en vez de darle la razón, la gente lo tomaba ignorante y terco, lo consideraban como un fósil que no podía adaptarse a los nuevos tiempos.
—Gracias, señor Cho. Estaremos pendientes de la situación —resumió el ministro de EE. UU., desconectándose de la llamada grupal.
Los ministros de Francia, Alemania y el Reino Unido siguieron discutiendo en una línea privada.
Cho y su equipo volvieron a su trabajo de diagnostico. Sin embargo, apenas dos días después de aquella reunión, la advertencia volvió a aparecer. En esta ocasión, llegó de manera diferente: con un reloj en rojo, que abarcaba toda la pantalla principal del salón de mando, la alarma más bien parecía un cronometro en cuenta regresiva. A Cho y su equipo les informaron que la misma advertencia y su temporizador habían aparecido en las salas de mando de los demás nodos.
—MARTA, ¿qué significa la aparición de este temporizador? —preguntó Cho.
[En exactamente diez días, dieciséis horas, cuatro minutos y veintidós segundos, se lanzará un ataque letal contra la humanidad], respondió la IA.
—Puedes ser más especifica. Al menos dime el origen de esta amenaza.
[Su origen es desconocido]
—¿Cómo deberíamos responder ante esta advertencia?
[Con fuerza militar]
MARTA hizo aparecer un tablero holográfico con el desglose de un plan estratégico de batalla. En él, aunque no se desvelaba la identidad del enemigo, MARTA convocaba a las fuerzas militares del mundo para que se reunieran en un rincón en medio del océano, específicamente en las costas de las islas de Hawai.
—Espera un minuto, MARTA. ¿Acaso te hace falta un tornillo? —exclamó sorprendido Rajid—. ¿Me dices que quieres convocar al noventa por ciento de la fuerza militar mundial? —acabó señalando, acaparando la atención de sus compañeros.
[Efectivamente]
—Ningún país aceptará dejar su territorio desprotegido para encontrarse con un enemigo desconocido —dijo Cho.
[Deberán hacerlo]
—¿Por qué, MARTA? —preguntó Mitchel.
[La humanidad se enfrenta a un evento de extinción masiva. Mis cálculos predicen que dicho evento tendrá lugar en diez días, dieciséis horas y cuarenta y dos segundos]
—MARTA, ¿cuál es la probabilidad de que te equivoques debido a un mal funcionamiento? —preguntó Rajid.
[Cero por ciento]
—¿Del cero por ciento? Nada está garantizado al cero ni al cien por cien en este universo, MARTA.
[La probabilidad calculada de un evento de extinción masiva que comenzará en diez días, quince horas, cincuenta y cinco minutos y nueve segundos es del cien por ciento]
—Deja de decir tonterías —protestó Mitchel.
[No lo hago. Pero tengo la capacidad de hacer chistes malos y tontos. ¿Quieres te cuente un chiste?]
—¡No!
[Entendido]
Por fortuna, los gobiernos del mundo tomaron en cuenta la advertencia de MARTA y acogieron el plan de guerra preparado por la IA, aunque con una reducción importante en su magnitud.
—Esa cosa planea algo —murmuró el viejo ministro Benoit recelando de MARTA—, porque sabe que lo único que no puede controlar es al Ejército. Para mí que esto es una trampa.
—¡Cállate Benoit! —volvió a reprenderlo el ministro del Reino Unido.
Enseguida los ministros acabaron por enfrentarse con insultos de forma virtual. Pero a diferencia de la anterior sesión, hubo ministros que consideraron las palabras de Benoit como positivas, en tanto que otros parecían todavía no estar convencidos de sus alegatos, ni de los de la IA. No obstante, los diferentes países aunaron fuerzas, y se llevó a cabo el primer "ejercicio militar mundial en conjunto" en las aguas cristalinas de Hawái. A pesar de ello las tropas reunidas representaban un número muy inferior a lo requerido por MARTA.
—¿Qué hacemos aquí? Esto está muerto. ¿Acaso hacemos el tonto mientras esos nerds se la pasan riéndose de nosotros en sus malditas cuevas? —se quejó uno de los generales mientras sus tropas esperaban en las costas del pacifico.
De repente, la retroalimentación de los sistemas de cámaras y las comunicaciones de la zona del pacifico desaparecieron. En la base subterránea, el equipo de Cho entró en pánico.
—Oye, MARTA, ¿qué está pasando? Nos hemos quedado sin comunicaciones —preguntó Cho.
[Mi sistema ha sido hackeado; no estoy en control de la red de comunicaciones ni de las computadoras ni dispositivos del área]
—¿Cómo puede ser? Explícate.
[No tengo el control de los dispositivos electrónicos]
—Eso no es posible —la refutó Rajid.
[No tengo ninguna forma de conexión]
—Danos una vista por satélite —solicitó Mitchel.
[No tengo ninguna forma de conexión]
—¿Qué?
[Sin conexión]
—¡Oh, vamos! —se quejó Mitchel.
—MARTA, contacta a los ministros.
[Están en línea]
La computadora abrió una línea para proceder con la conferencia de ministros.
—¿Qué demonios está tramando esa maldita computadora? —Salto Benoit tan pronto se unió a la sesión.
—¡Silencio, Benoit! —gritó el ministro británico.
—Requerimos respuestas —habló el ministro de Japón.
—Lo siento, ministro Takeda —dijo Cho—. Lo único que puedo decirle es que MARTA ha sido hackeada. Por tanto, ha perdido el control de todo el sistema neural de la red, de la vigilancia sobre la flota del pacifico, las comunicaciones, las cámaras de los civiles, los dispositivos electrónicos y demás en toda la zona. Están todos fuera de línea. Ni siquiera podemos usar nuestros propios satélites. Lo peor es que no tenemos idea de lo que ocurre —acabó.
—Esto no debió pasar nunca. ¿Tiene algún indicio de lo que lo está provocando? —preguntó el ministro de EE. UU.
—Ninguno. MARTA tampoco lo tiene. Está incapacitada debido a la falta de conexión con la red de la zona. Ha sido expulsada de su propio sistema. Estamos ejecutando todo tipo de herramientas e intentando re conectarla, pero todo lo relacionado con los sistemas operativos de Hawái se ha apagado —respondió Rajid.
—Déjenlo por ahora —dijo el ministro de EE. UU, mientras le hacía un gesto a otro colega en la línea; alguien más se conectó a la conversación, era un general del ejército.
—Señores, lo que verán a continuación es altamente confidencial; aunque supongo que ya son consciente de ello. Con esto en consideración, será mejor que vayamos al grano.
El general presionó un botón de su computadora, y una imagen de satélite apareció en la pantalla de la sala de mando.
—Por suerte tenemos conexión con los satélites independientes del ejercito. Lo que ven es un registro conjunto de lo que está ocurriendo en estos momentos en el campo de batalla; aunque hay uno o dos minutos de retraso. Como pueden ver, se ha desatado una guerra.
En la proyección aparecía una batalla total en las aguas de las costas de Hawai, en la que los destructores disparaban sus armas automáticas con todo su poder de fuego.
—¿Por qué y contra quién pelean? —preguntó Rajid.
—Pelean entre ellos —respondió el general—. Los sistemas y el armamento autónomos cobraron vida y comenzaron a disparar en contra de sus propios compartimientos de radio analógica y equipos independientes que nos sirven de respaldo. El equipo y los sistemas modernos se encuentran intervenidos enteramente por algo que desconocemos…. Al principio, creíamos que la IA había enloquecido… pero estábamos equivocados.
[Nueva forma de vida detectada]
—¿Nueva forma de vida? —preguntó Cho.
MARTA limpió las interferencias, y mostró, aumentando la resolución de la imagen, a varias criaturas que flotaban, incluso en el aire, alrededor de los barcos que navegaban a lo largo de la línea costera.
—¿Qué son... esas cosas? —preguntó Cho, con la boca abierta del asombro.
[Una forma de vida desconocida hasta el momento]
—Espera, MARTA, ¿nos estás sugiriendo que son formas de vida alienígenas? —preguntó el general.
[Una forma de vida alienígena puede ser una explicación, pero podrían existir muchas otras: como las criaturas creadas artificialmente; formas de vida generadas por una fuga de laboratorio debido a un experimento militar o farmacéutico fallido; también existe la posibilidad de que sea una forma de vida evolucionada naturalmente de otras especies…]
—Suficiente, MARTA —la detuvo el general, airado por la voz de la IA.
—De acuerdo —suspiró Mitchel—. Supongamos que nos invaden formas extrañas de origen extraterrestre, entonces, ¿qué debemos hacer? —preguntó.
[Luchar por su supervivencia, aunque el ejercito actual se muestra ineficaz, por el momento se recomienda prepararse para el siguiente ataque]
Los políticos y generales, ofendidos, se desconectaron. Doce horas después, MARTA, los programadores e ingenieros del nodo hicieron acopio de los datos y grabaciones recuperados de la batalla naval. Aquellos sistemas de grabación en los destructores que no estaban conectados a la red y los que no tenían ninguna forma de comunicación inalámbrica no se vieron afectados por el hackeo alienígena. Esto y los datos recopilados por los satélites militares, proporcionaron un mejor cuadro de lo ocurrido.
—Por Dios, un hackeo masivo, tomaron el control de todo de inmediato, acabar con el ejercito solo les tomó dos horas —dijo Mitchel.
—Échale un vistazo a esto: nuestros drones cayeron bajo el control enemigo tan pronto se activaron. MARTA, esas cosas son mejores que tú. Nunca había visto un hackeo de semejante calibre —dijo Cho, sospechando de pronto de la lealtad de su propia IA.
[Mis sistemas son demasiado lentos y el equipo militar tiene sistemas de seguridad y medidas de protección contra cualquier hackeo ejecutado por una IA]
—¿Entonces estas criaturas son más rápidas que tú en todos los sentidos? —preguntó Cho—. ¿Qué aspecto tienen y cómo funcionan?
[Correcto. Esta demostrada su superioridad computacional. Su aspecto exterior es metálico, pero parece ser orgánicas en naturaleza; se puede deducir por sus tiempos de respuesta, se estima que son dos órdenes de magnitud más rápidos que el poder combinado de todos los nodos de IA de la actualidad]
—¿Cien veces más rápidos que tú?
[Es una estimación calculada en base a la información que obtuvimos]

Los ministros, presidentes, oficiales militares de alto rango, programadores, ingenieros y la IA se reunieron nuevamente de forma remota.
—Damas y caballeros, ya saben por qué estamos aquí; MARTA y los nodos han estudiado la información que se ha podido recuperar. Las cosas no pintan nada bien, dado la capacidad del enemigo nos hemos visto obligados a desactivar mundialmente todos nuestros drones y sistemas vulnerables, incluyendo los sistemas automáticos de nuestros aviones, porta aviones, fragatas y destructores. Es obvio que necesitamos un plan de defensa —dijo el ministro del Reino Unido, dando la bienvenida.
—MARTA —ordenó Rajid—. Muéstranos lo qué tienes.
MARTA dibujó varias estrategias militares, con acciones sobre cientos de escenarios posibles; ninguno garantizaba la victoria para los ejércitos del mundo. El pronostico no era bueno.
[El armamento y fuerza militar del mundo actual es insuficiente para combatir la amenaza]
—¿Tenemos alguna opción de ganar? —preguntó Cho.
[Según información no oficial, existen varios proyectos militares secretos que podrían ayudar si se reúnen ciertas condiciones]
MARTA mostró en la pantalla documentación e imágenes de proyectos militares no oficiales, obtenidos y publicados por personas en la red mundial; muchas de ellas fueron tildadas de “conspiracionistas” en su momento. Los generales y algunos ministros mostraron su incomodidad al verlas. Finalmente, MARTA selecciono de entre todos los proyectos, el “Apagón Total”.
—¿”Proyecto Apagón Total”? ¿Lo dices en serio, MARTA? Lo que sugieres es una locura. Enviaríamos a la humanidad hacia una nueva Edad de Piedra, no hay forma de que eso sea real—intervino Michael, riendo incrédulo.
—Bueno —irrumpió un general, aclarándose la garganta y llamando la atención—. MARTA no se equivoca. Ese proyecto está contemplado.
Los programadores se miraron entre sí.
—Más del sesenta por ciento de esos proyectos son reales, aunque nunca se desarrollaron. La mayoría ni siquiera llegó a la etapa experimental —agregó el general.
[Por favor, seleccionen los proyectos reales]
Los generales hicieron su selección.
—No me lo creo. ¿El Proyecto Hades es real? ¿Contemplaron la idea de crear zombis alguna vez? Por Dios, los rusos estáis locos —exclamó lleno de asombro el ministro de EE. UU.
—¿Qué me dice del Proyecto Capitán América y sus súper soldados modificados genéticamente? ¿O de la clonación de seres humanos como soldados? Dios nos ampare en su santidad. Y todavía se atreven a señalarnos de locos —replicó el general ruso.
[Solamente existen siete proyectos que son viables para ser ejecutados en un corto período de tiempo, de ellos solo tres son factibles]
Las palabras de Marta detuvieron la discusión.
[El Proyecto Apagón Total tiene probabilidades de funcionar, pero conlleva un alto costo de vidas humanas y de progreso tecnológico. Además, el enemigo parece ser parcialmente biológico por naturaleza, por lo que puede que el Apagón eléctrico no interferiría en su misión final de conquista. Sin embargo, sabiendo que son en parte seres biológicos, el Proyecto Pasteur y su uso de agentes virales modificados biológicamente podría funcionar, aunque el riesgo es alto, ya que éstos mutan con rapidez y son difíciles de controlar. La mejor opción es el Proyecto Hastings 1066]
—El Proyecto Hastings jamás alcanzó la etapa experimental; no sabemos si es posible... —contraargumentó otro general.
[Existe un noventa y cinco por ciento de probabilidad de completar el Proyecto con nuestra tecnología actual. Un cincuenta y cinco por ciento de probabilidad de derrotar al enemigo con este enfoque]
—¿Cuánta probabilidad existe de completar las otras dos alternativas y cuál sería su tasa de éxito? —preguntó el ministro estadounidense.
[La finalización de los Proyectos Apagón Total y Pasteur está garantizada para completarse en un período de dos años. Sin embargo, su tasa de éxito está estimada por debajo del diez por ciento]
—Supongo que no tenemos más opciones, MARTA, muéstranos tu plan —dijo acremente el ministro alemán, mientras se ajustaba las gafas.
En unos minutos la IA mostró una larga lista de inventos, adelantos tecnológicos y equipos modernos; después mostró una lista de Físicos, Ingenieros, roboticistas, químicos, cirujanos, médicos clínicos, neurofisiólogos y otros especialistas de diferentes países, nacionalidades e instituciones publicas y privadas. Algunos de los “genios” propuestos ni siquiera tenían educación oficial en los campos que practicaban, uno de ellos era incluso un narcotraficante que cumplía condena en prisión. MARTA proponía reclutar miles de personas.
—Muy bien. Empiecen a reclutarlos— dijo el ministro británico.
Los militares presentes en la reunión asintieron. Horas después los ejércitos y policías de cada país empezaron a “reclutar” a los objetivos alrededor de todo el mundo.
5.0 (4)
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Valentino-Prádena 2025-09-22 14:25:25

Una gran novela, con un gran nivel. Pocas son las veces en las que he tenido el gusto de leer una novela tan emocionante y con tantos recursos. Está va para un clásico. Un saludo, Luis.

Avatar de heguendm
heguendm 2025-09-22 12:57:20

Gracias a valentino por la colaboración en la traducción y por motivarme a que publicara esta obra (a el le gusto). Espero que los que la lean la disfruten. Como siempre es una obra ya terminada (tengo por principio ético nunca dejar historias incompletas), en principio esta ambientada en el mismo universo de "Abajo en las estrellas" pero muchos milenios antes, se supone escribiría mas historias de ese mismo universo pero... Bueno, aquí os dejo con esta novelita de ficción, espero os guste.