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Son solo maquinas - Capitulo 5 - Fictograma
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Son solo maquinas - Capitulo 5

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heguendm

Publicado el 2025-09-27 11:35:40 | Vistas 204
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Una experiencia dolorosa:

Una semana después, un vehículo blindado se detuvo frente a la casa de los Terrence temprano en la mañana. Samuel salió de la casa, los soldados lo saludaron y él hizo lo mejor que pudo para devolver el saludo. Su mochila estaba cargada con necesidades básicas, como algo de ropa civil y otros artículos personales, según las instrucciones del ejército. Su padre lo vio subir al vehículo y marcharse.
Unas horas después, Samuel llegó a la sede de la oficina local de la división de exopilotos del ejército. Un grupo de médicos realizó un chequeo de rutina. Le hicieron todo tipo de procedimientos médicos: análisis de sangre, ultrasonidos, resonancia magnética de cuerpo completo y, por último, lo pusieron desnudo dentro de una caja metálica, dejando solo su cabeza fuera mientras la unidad diagnostica de luz de alta intensidad hacía su trabajo. En los hospitales regulares, todo esto se hacía con la ayuda de alguna de las muchas IA especializadas, pero aquí todo se hacía a mano con la menor cantidad posible de IA y automatización.
Finalmente, el día terminó. Samuel estaba vestido con una bata de hospital que, sin importar cuánto la atara, siempre se aflojaba en la espalda y le dejaba el culo al aire. Tras finalizar los estudios lo llevaron a su habitación, dejó que su cuerpo cayera en la cama mientras miraba al techo. Unos minutos después, estaba tan aburrido que tenia ganas de llorar. El ejército le había quitado sus auriculares; dado que era una instalación militar, la mayoría de los contactos con el exterior y el uso de IA o dispositivos personales estaban prohibidos. Fue una experiencia extraña para Samuel usar una de esas viejas computadoras con pantalla táctil sin IA, sin proyección de retina y sin conexión a la red. Tuvo que conformarse con la aburrida colección películas, programas, vídeos y demás del sistema de red local del ejército. Una hora después, fue demasiado para él, así que salió de su habitación y fue a la sala común del ala hospitalaria. Una habitación con algunos sofás, una mesa que tenia algunos mazos de cartas y juegos de mesa de estilo antiguo.
—¿También te aburres?
La voz vino del hombre que también había pasado la prueba de compatibilidad una semana antes.
—De muerte—respondió Samuel.
El hombre se levantó y caminó hacia él, ofreciéndole la mano.
—Soy Héctor González, un placer conocerte —dijo el hombre con un acento mexicano.
—Samuel Terrence Selmar, un placer conocerte también.
—¿Terrence? ¿Cómo Magnus Terrence Carlsen?
—Yup, ese mismo.
—Órale, ¡lo traer en la sangre carnal! Sabes, todavía tengo la primera edición del Executioner original en casa, tu viejo es una leyenda.
—Gracias. ¿Qué edad tienes? —Era obvio que Samuel no quería hablar de su abuelo después de lo que pasó.
—Tengo veinticuatro.
Samuel pareció un poco sorprendido por esto.
—Lo sé, soy un poco mayor. Normalmente, la gente sueña con ser piloto antes, pero, sabes, a mi vieja, no le gustaban los soldados ni todo esto de la guerra. Estaba algo enferma, y no quería preocuparla. Pero murió hace unos meses.
—Lamento tu pérdida.
—Gracias. Pero después del funeral estaba limpiando viejas cosas, ya sabes, encontré esa vieja prueba de compatibilidad de sangre que hice hace muchos años en la escuela y recordé que tenía una oportunidad de ser piloto. No tenía nada mejor que hacer, el barrio está lleno de pandillas y la situación no era buena para mí en México, no quería terminar como esos tontos del vecindario, sabes. Así que decidí hacer mi sueño realidad. Voy a ser piloto como tu abuelo.
—Espera, ¿no dijiste que tu madre estaba en contra? ¿Cómo hiciste la prueba de sangre?
—Falsifiqué su firma— Hector se hecho a reír. —Pobre vieja, le di muchos problemas cuando era esquincle.
Ambos rieron por eso. Unos minutos después, una enfermera entró en la sala.
—Lo siento, pero ambos deben regresar a sus habitaciones e intentar dormir. No podemos darles sedantes porque podría afectar el procedimiento de mañana, pero podemos ofrecerles leche tibia y un té calmante.
Los dos hombres siguieron a la enfermera y regresaron a sus habitaciones. Unas horas después, finalmente lograron conciliar el sueño. A la mañana siguiente, las enfermeras les raparon la cabeza y las extremidades, los sacaron de sus habitaciones en camillas. Los dos hombres se dieron un pulgar arriba mientras los trasladaban por los pasillos. Finalmente, Samuel fue llevado a una sala de cirugía. El personal médico lo trasladó a la mesa de operaciones y lo ataron hasta que no podía moverse en absoluto. Múltiples sensores fueron pegados a su piel y un catéter fue insertado en su uretra. Miró las muchas máquinas que lo rodeaban y se puso visiblemente nervioso.
—Señor Terrence, soy el doctor Volder. Mis colegas y yo realizaremos la cirugía que implantara los módulos de pilotaje en su sistema nervioso. Como sabe, no podemos usar anestesia pesada porque afectaría los resultados de las lecturas de los implantes, así que esto va a doler... mucho. Intente mantenerse calmado, trataremos de ser lo más suaves y rápidos posible.
—Lo sé, estoy listo —respondió Samuel, aunque su voz temblaba.
El doctor colocó una mordaza en la boca de Samuel y comenzó la cirugía. Cuatro equipos de cirujanos trabajaban en cada una de sus extremidades. El inicio no fue tan malo; después de aplicar un aerosol frío en su piel, los cirujanos hicieron una incisión de 2-3 cm. Samuel mordió la mordaza e intentó mantenerse calmado. Después de que los doctores comenzaron a diseccionar su tejido, empezó a gruñir un poco. Una vez que comenzó la instalación de los implantes, el dolor aumentó, ya que el daño afectaba directamente a los nervios. Samuel estaba sudando, su ritmo cardíaco aumentaba, su presión arterial estaba alta, no pudo evitar gritar. Sin embargo, los doctores no se detuvieron. Unos minutos después, terminaron y lo dejaron descansar unos minutos.
—Señor Terrence, lo ha hecho muy bien. Sus implantes parecen estar funcionando correctamente. Ahora viene la parte difícil.
—¡Joder!— exclamó Samuel.
La mesa de operaciones se inclinó hasta que Samuel quedó en una posición semisentada, y entonces comenzó el infierno. Como antes, los doctores aplicaron algo frío en su piel y luego hicieron un pequeño corte en la parte posterior de su cuello. Samuel ya sabía lo que venía; el implante en el cuello era uno de los más importantes. Podía escuchar al doctor Volder dirigiendo el procedimiento.
—Implante en posición. Listo para conectar con los nervios principales del plexo braquial.
Samuel sintió las agujas atravesar sus tejidos hasta alcanzar los nervios, entonces el dolor se volvió insoportable mientras mordía la mordaza y chillaba.
—Conexión completada. La señal es fuerte, los terminales parecen estar funcionando correctamente. Es hora del implante cerebral.
Samuel apenas sintió el toque del bisturí en su piel, luego comenzó el taladro y con él el dolor.
—Señor Terrence, ya hemos hecho un agujero en su cráneo, ahora introduciremos el implante biológico en su cerebro. Si sientes algo extraño como perdida de visión, vértigo o otros, háznoslo saber, ¿entendido?
Una de las enfermeras le quitó la mordaza.
—Entendido —dijo Samuel, con lágrimas y mocos corriendo por su rostro mientras la enfermera intentaba limpiarlos.
Samuel logró ver el implante mientras lo acercaban; era un hilo blanco delgado con una pequeña bola de menos de un centímetro en su extremo. Supuestamente debían introducir eso en su cerebro. Para su sorpresa, esa parte no fue dolorosa en absoluto, pero lo que vino después fue un infierno.
—Tunelización del implante biológico completada, conectando a los sistemas secundarios.
—¿Cómo están las lecturas?
—Todo está normal —respondió un enfermero.
—Caballeros, es el momento. Señor Terrence, el procedimiento ha ido bien, ahora hay que probarlo. Esto va a doler, pero después de esto, terminamos. Inicien el enlace neural.

Samuel gritó como loco mientras los doctores observaban sus signos vitales, las luces, las ondas en las pantallas y el pitido de las máquinas. Siguió gritando durante unos buenos treinta segundos, estaba a punto de desmayarse.
—Está perdiendo el conocimiento, activen el implante biológico.
Como si acabara de despertar, los ojos de Samuel se abrieron mientras comenzaba a gritar de nuevo, sus músculos se contrajeron mientras intentaba liberarse de las correas que le sujetaban con toda la fuerza que podía.
—Límite alcanzado, sincronización neural completada. Hemos terminado.
—Denle analgésicos y sedantes, ahora.
Los medicamentos entraron en su torrente sanguíneo, Samuel se relajó mientras su conciencia se desvanecía. Despertó unas horas después en la cama de esa habitación de hospital ya conocida, un monitor sobre su cabeza mostraba sus signos vitales. Una enfermera estaba esperando a que despertara.
—Señor Terrence, ¿cómo se siente?
—Como si alguien hubiera hervido mis brazos, piernas y cabeza y luego me hubiera clavado un clavo en el cráneo.
—Podemos aumentar los analgésicos si lo deseas.
—Por favor, hágalo, siento que me estoy cayendo a pedazos. ¿Es esto normal?
—Desafortunadamente, sí. Llamaré al doctor ahora. Él responderá sus preguntas.
La enfermera aumentó la velocidad de la infusión intravenosa y usó un teléfono analógico que estaba en la mesa de noche a la derecha de la cama.
—Hola, Liam. Por favor, dile al doctor Volder que el señor Terrence está despierto. Sí, gracias.
Unos minutos después, el doctor entró por la puerta.
—Señor Terrence, ¿cómo se siente?
—Todo duele.
—Lo sé, es un efecto secundario de implantar los terminales necesarios para convertirle en piloto. Como sabes, las primeras activaciones son las peores, es una carga pesada para el sistema nervioso.
—¿Fue así para mi abuelo?
—No, fue mucho peor. La tasa de supervivencia de la primera generación era del veinte por ciento en el mejor de los casos. Hoy en día, con las mejoras en la técnica, la tecnología y las pruebas de compatibilidad y resistencia, solo uno de cada cien candidatos a piloto tiene alguna complicación.
—¿Cómo salió? ¿Seré piloto?
—Puedo garantizarlo. Su primera activación fue un éxito. Ahora debe descansar al menos diez días, después de eso, haremos su segunda activación.
—¿Dolerá?
—Sí, pero mucho menos que la primera, ya que la calibración inicial está hecha podemos usar algunos analgésicos. Con las activaciones posteriores, la tolerancia de tu sistema nervioso aumentará y podremos usar más analgésicos, no sentirás estos niveles de dolor de nuevo hasta que te conectes con un exoesqueleto completo.
—¿Cómo salió la cirugía de Héctor?
—El equipo que realizó el procedimiento dijo que fue un éxito. Él también estará pilotando un exoesqueleto en poco tiempo.
—Me alegro.
—Ya informamos a sus familiares sobre las buenas noticias. El capitán Magnus pidió permiso para visitarle. Dado que es un piloto retirado y conoce el protocolo, podría ser autorizado para visitas más tarde. Su padre, por otro lado, está clasificado como un riesgo de seguridad. Espero que lo entienda.
—Lo entiendo.
—¿Permitirá que su abuelo le visite?
—Sí.
—Muy bien, ahora intente descansar, presione el botón si necesita algo.
El doctor señaló un botón rojo en la barrera de la cama junto a la mano derecha de Samuel y luego salió de la habitación.
Mientras estaba solo, Samuel examinó sus muñecas y tobillos; era difícil y doloroso moverse, las vendas estaban limpias y no se veía sangre. Su cuello estaba inmovilizado, el dispositivo para proteger la herida en su cuello causaba solo una mínima molestia. Unos minutos después, Magnus fue empujado por la puerta por una enfermera, quien luego se fue, dejando a los dos hombres solos. Magnus no estaba usando su traje de soporte vital habitual; en cambio, la silla de ruedas que le prestó el hospital tenía un sistema de soporte vital que solo cubría su tórax para ayudarlo a respirar y regular sus funciones vitales. Por primera vez en años, Samuel vio las piernas y los brazos de su abuelo; decir que era un esqueleto viviente se quedaba corto.
—¿Cómo estás, pequeño?
—Estoy bien, abuelo.
—¡Bah! Tonterías, sé que todo duele.
—Me pillaste.
—Créeme, podría ser mucho peor.
—Lo sé, abuelo. ¿Cómo están papá y la abuela?
—Enojados, pero no hay nada que puedan hacer al respecto.
La forma en que el anciano hablaba con su nieto era ahora muy diferente. Se sentía más como una conversación entre colegas que entre familiares.
—Vienen unos días muy duros Sam, pase lo que pase intenta sobrevivir.
Hubo un silencio durante unos minutos. Luego, la enfermera entró.
—Lo siento, caballeros, pero las visitas deben ser cortas, necesita descansar señor Samuel.
—Nos vemos después, Sammy.
—Nos vemos, abuelo. Saluda a papa y dile que estoy bien.
Antes de que la enfermera lograra pasar por la puerta, Samuel habló.
—Oye, abuelo, después de todo este infierno, estoy completamente seguro de que no desperdiciaste tu vida.
Magnus no respondió, la enfermera empujó la silla de ruedas y se fueron. Los ojos de Samuel se sentían pesados y unos minutos después, se quedó dormido.
Al día siguiente, lo sacaron de la habitación en una silla de ruedas y le permitieron hacer una llamada a su padre usando un terminal de computadora proporcionado por el hospital.
—¿Cómo estás, hijo?
—Estoy bien, papá.
—La cirugía salió bien, supongo.
—Sí, sin problemas.
—¿Cuándo regresarás a casa?
—No será pronto, papá. Mi segunda activación es en nueve días, después de eso hay muchas más cosas que deben hacerse, así que…
—Iré a verte tan pronto como el ejército me lo permita.
En ese momento, William era solo un padre preocupado por su hijo.
—No te preocupes, papá, estaré bien.
—Lo sé, hijo, solo... lo siento, sabía que querías ser piloto, pero yo solo... la vida de tu abuelo fue tan dura, no podía…
—Lo sé, papá, pero fue mi decisión. Esto es lo que quiero hacer, hiciste lo mejor que pudiste, lo hiciste bien, pero esta es mi elección.
—Te quiero, hijo.
—Lo sé, papá, yo también te quiero.
La tensión de los días anteriores había desaparecido, eran solo padre e hijo hablando. Hablaron de muchas cosas personales, pero según las reglas del hospital militar, no podían hablar de nada clasificado como información sensible. Unos minutos después, colgaron la llamada.

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Avatar de Valentino-Prádena
Valentino-Prádena 2025-09-27 18:14:04

En cuanto he leído este capítulo, yo mismo puedo sentir el dolor de Sam cuando le hacen la cirujía con la que se aclopará como piloto del exo. Pero eso no es nada, es más doloroso pelear con el exo mismo y por ello tienen que recurrir a una endiablada cantidad de analgésicos. Mis respetos para Sam.