Abajo en las estrellas Prologo

En realidad, el sistema solar y la tierra solo habían pasado desapercibidos por el resto del universo, estaban lejos, era un territorio inexplorado y poco interesante. Para las razas civilizadas no era más que una miserable estrella amarilla en un sistema solar joven con un par de planetas mugrosos de pequeño tamaño.

En el año 2783 a la humanidad se le acabó la suerte, hicieron demasiado ruido, empezaron a "Reclamar" planetas y sistemas solares. Al emperador del universo, amo y señor de la civilización Dralk, no le gustó tal desfachatez, y decidió usar a los humanos como ejemplo. En el año 2784 del calendario humano, el imperio Dralk atacó el sistema solar. Los agresores bípedos, con cabezas discoidales, con cuerpos cilíndricos, cuatro brazos y piernas mecánicas delgadas de falanges prolongadas, tenían por objetivo el exterminio. Poco después del ataque, la tierra fue destruida; no fue ni siquiera una pelea, solo una masacre unilateral.

De todas formas no se perdió mucho, hacía más de un siglo que el planeta agonizaba. Las ciudades domo eran la única forma de sobrevivir para los humanos en un mundo ahora inhóspito, encerrados en sus ciudades que los protegían del medio ambiente hostil del exterior. El agua era reutilizada una y otra vez gracias a los sistemas de purificación, el aire contaminado del exterior era depurado por los sistemas de soporte vital de los domos, donde los humanos se hacinaban para vivir. El mar había muerto y sus aguas eran tóxicas, solo permitiendo la supervivencia de formas de vida simples y criaturas venenosas.

Los Dralk destruyeron todos los planetas del sistema solar y redujeron al sol a una batería gigante usada para alimentar lanzaderas de aceleración para naves con capacidad de alcanzar velocidades cercanas a la luz; una tarea mamotrética que solo el imperio Dralk y su tecnología podrían realizar. Sin embargo, los humanos, las cucarachas y las ratas sobrevivieron. Era un chiste común entre los Dralk, no podía ser coincidencia que solo dos especies consideradas plagas del mundo humano sobrevivieran; los humanos debían ser una plaga también.

Durante un siglo los humanos fueron repudiados y tratados como basura en todo el universo, era lógico, después de todo, el imperio Dralk los había usado como ejemplo para dejar claro a todas las civilizaciones quienes estaban a cargo. Eran perfectos para el papel, su desaparición no afectaría el equilibrio de poder entre las razas mayores, nadie los extrañaría.

Solo cuando una nueva raza menor ofendió al emperador y pagaron el precio por ello, los humanos fueron olvidados del todo. Una nueva víctima había tomado el lugar de los terrícolas para ser objeto del desprecio de todo el universo conocido. Tres siglos después de la destrucción de la tierra y el sistema solar, los humanos se reproducían y empezaban a ser tolerados en otros mundos.

En general, solo unas pocas razas y civilizaciones eran consideradas como verdaderos seres vivientes inteligentes en el universo; a los demás se les consideraba más como especies inferiores que formaban parte de la abundante vida y la amalgama de cosas a la que se conocía como el universo. Poco a poco, a base de ingenio y dedicación, algunos humanos habían logrado labrarse un lugar como sirvientes de las razas superiores. Aunque se trataba de casos extraordinarios, la mayoría acababa como obreros comunes en algún planeta menor, esclavos, sirvientes de baja categoría o como refugiados en planetas de escaso desarrollo. Solo aquellos con mucha habilidad, talento o una suerte descomunal, lograban obtener un puesto importante entre los sirvientes de las grandes civilizaciones.

Los Dralk intentaban monitorizar y controlarlo todo. Sin embargo, el universo era enorme y muchas cosas sucedían fuera de la vista de los dictadores, sobre todo en los lugares más distantes del universo explorado.

A pesar de ello, la palabra del emperador era definitiva, los Dralk eran imparables a la hora de castigar a aquellos que consideraban como criminales u ofensores del “orden” establecido. Muchos "criminales" famosos fueron perseguidos hasta los confines del universo de forma incansable por los Dralks, y eventualmente fueron capturados y usados como ejemplo o asesinados brutalmente durante la persecución. Nadie escapaba a los Dralk y eso era una ley universal no escrita.

Los señores reinaban con mano de hierro, se consideraban la raza perfecta, creadores del orden y equilibrio que detuvo las guerras sin sentido entre razas y permitió el desarrollo del universo.