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Will Smith y ¿el fin de la caballerosidad? - Fictograma
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Will Smith y ¿el fin de la caballerosidad?

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Vara

Publicado el 2025-06-11 10:17:45 | Vistas 210
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Ya todos hemos visto cómo el caballero Will Smith abofeteó a su colega el comediante Chris Rock por una broma pesada dirigida hacia su esposa. Hoy quiero reflexionar sobre las repercusiones derivadas de este hecho funesto, puesto que sucedió ante cientos de millones de personas, hombres y mujeres, que lo veían por televisión.

Quiero empezar diciendo que esto no tiene ningún tinte político, y que me limitaré solamente a describir las cosas desde una altura respetable, como quien dice, desde atrás de la barra de toros.

Entonces, formulo la siguiente pregunta: ¿Será que la bofetada de Will Smith representa ya el final de la institución paternal que llamamos 'caballerosidad'?

Analicemos. En primer lugar, la broma de Chris Rock es de mal gusto. Pero la reacción de Will Smith es mucho peor. Ahora descubriremos por qué y por qué esta acción resultó ser tan destructiva en los cimientos de la sociedad moderna, dejando ver, a flor de piel, el mediático principio del fin de un movimiento cultural que por siglos ha disfrazado la desigualdad estructural de la mujer -y la vergüenza del hombre, pues es un acto obligado, producto de un antiguo adoctrinamiento- con un velo de caballerosidad y afectación que los rebaja a seres desvalidos.

Por supuesto, Will Smith ha quedado representado como aquel noble y tonto caballero alemán, el más sufrido de todos, el minnesänger Ulrich von Lichtenstein, cuyo célebre tratado, el “Frauendienst oder Geschichte und Liebe des Ritters und Sänger Ulrich von Lichtenstein von ihm selbst beschrieben”, nos enseña sobre cómo se debe tratar y conquistar a una dama, aun a costa de nuestro propio sacrificio, empeñando, si es necesario, nuestra sangre, sudor y lágrimas.

Antes repasemos los eventos:

Chris Rock hace de anfitrión de la Ceremonia de los Óscares 2022. Está feliz. Cree que, como es obvio ante tantas rutilantes estrellas y un público inigualable de millones de televidentes, debe esforzarse para que el día sea perfecto y brillante. Todo marcha bien, la audiencia le adora y se carcajea ante el inocuo poder de sus bromas finas e ingenuas. No obstante, de un tiempo acá, los ratings televisivos han caído en picada, especialmente en las zonas rurales del interior de los propios EEUU (y en toda su cadena de influencia conservadora, dígase, América Latina, Europa del Este, África, Asia), donde el dominio de las voces radicales del evangelismo blanco (que no había tenido un resurgimiento tan alto desde los tiempos de Ronald Reagan, su gran propagador, ya que fue él el artífice cuando mandó a evangelizar el Mundo con sus sociedades cristianas y miles de misioneros que fundaron iglesias evangélicas hasta en el hoyo más recóndito de la Tierra) y sus apóstoles pregonan que esta 'satánica' ceremonia es el producto de la no menos luciferina “cultura woke”.

Este término de "woke", ahora distorsionado del original, causa un terror y furia enormes en los espíritus neo-conservadores y religiosos, puesto que manifiesta la idea de que no existen límites ni estándares en la voluntad del hombre. Es decir, maneja la idea de una 'libertad personal' extrema en la esfera propia del pensamiento de los individuos, expresándola de la siguiente manera: tú puedes ser lo que te dé la gana ser. Si quieres y te sientes un caballo, pues no se diga más, eres un caballo. A ti qué te importa. Vive tu vida y deja a los demás ser feliz. No tengo dioses ni instituciones rancias que me dominen.

Así de fuerte es esta nueva concepción del término "woke". Por supuesto, los conservadores, que propugnan por 'orden, tradición y familia', se oponen. Pero de dónde proviene esta palabra. En realidad es muy vieja y tiene su origen en la insatisfacción y el deseo de liberación de los esclavos negros durante el período de la esclavitud. Por ello se traduce como el "Despertar" o la "Cultura del Despertar”, que se refiere concretamente a las personas que están informadas de las injusticias y las discriminaciones que ocurren en la sociedad, especialmente en lo relativo al racismo y la supresión de derechos, aunque ahora se ha distorsionado con la llegada de todo tipo de grupos que buscan su 'propia liberación' de esta moderna sociedad que consideran un asco. Pero el wokismo original fue crucial para que los negros se dieran cuenta de que, efectivamente, eran esclavos de un sistema injusto y racista y buscaran liberarse. Los señores conservadores de mera cepa, que eran los dueños de los campos de algodón, fábricas, minas, etc, hombres blancos y severos, por supuesto odiaban esta palabra, ya que con la liberación de los negros perderían competitividad en sus negocios, llevándolos a la quiebra. Una mano de obra más cara, representa menos ganancias para su bolsillo y menos competitividad en los mercados. Hasta el sol de hoy, la siguen odiando. Por ello, no es una casualidad que la mayoría de millonarios y empresarios, como Trump y Musk, le tengan un odio visceral. Es natural, serían idiotas si no lo hicieran. Como ciertamente se lo imaginan, el wokismo tiende a la unidad comunitaria, algo que a estos grandes señores no les conviene, pues temen otra revuelta, quizá mundial.

Pero este ensayo no trata de economía ni de política, sino de la institución de la caballerosidad. Solo me he limitado a narrar los hechos como son y han sucedido.

Sigamos. Chris hará el esfuerzo para que los ratings se eleven. Después de todo, la mitad de los ahí presentes se dicen pertenecientes a esta cultura "woke" (que ya no es tan woke para ellos, puesto que son millonarios, pero se cobijan en ella para seguir engrosando sus ingresos y buscar el apoyo del público de las grandes ciudades). Entonces Chris, confiado, lanza una mirada a las graderías. Allá, en una esquina privilegiada, logra reconocer a sus viejos amigos, los esposos Will Smith y Jada Pinkett. Los conoce desde hace tiempo, y ha participado con Will en múltiples proyectos cómicos desde que eran unos jovencitos. No parece una mala idea congraciarse con ellos.

Con su ancha boca, dientes blancos y su rostro simétrico trabajado por décadas para la comedia, se lanza con una broma que, en vez de humillar, para él, como hombre, dignifica.

—Jada, te quiero, “G.I., Jane 2”; no puedo esperar a verla (el remake) —dice graciosamente Chris Rock.

La cámara dejó de enfocar a Jada Pinkett Smith, que blanqueó un poco los ojos mientras se sentaba junto a su marido.

Detengámonos aquí.

Examinemos primero el chiste, sobre todo en su aspecto dicotómico. Desde el ángulo humanista “woke” es un chiste humillante. Sin embargo, desde el punto de vista guerrerista e imperial, que subyuga a las mentes seudo-religiosas norteamericanas, dignifica y es altamente meritorio.

Veamos cómo lo interpreta Jada: se ofende, pero para ella no es gran cosa, y mientras la cámara la enfoca, ríe someramente; al menos se ve que se balancea hacia delante, como si hubiera recibido un golpecito de presto.

Esta ofensa hay que estudiarla. ¿Se ofendería de verdad o es solo un show? ¿Se ofende porque sufre una enfermedad común de los hombres, la alopecia, o porque el personaje G. I. Jane le parece ofensivo? ¿Fue su ego de mujer el herido o su estatus de líder con convicciones humanitarias? Es cierto que el personaje de G. I., Jane, muy bien interpretado por Demi Moore, es un personaje duro y terrible que trata sobre una mujer que lucha, hasta la muerte (literalmente), por ser parte de un equipo de las fuerzas especiales que se entrenan para ir a asesinar civiles en países del Medio Oriente, como Irak, Siria, Libia, Afganistán, o de Sudamérica, de Europa, etcétera; este equipo debe estar integrado solo por hombres, puesto que representan lo máximo de la agresividad y violencia en la lucha, de acuerdo con la mentalidad caballeresca de los años 80’s. Finalmente, G. I., Jane se convierte en un monstruo masculinizado, se rapa el pelo para parecerse a ellos, enronquece su voz para infligir autoridad, deja sus sentimientos pueriles atrás y está dispuesta a morir por su patria (aunque a esta no le tiemble la mano para matar a civiles inocentes). Solo así logra el respeto de los altos mandos militares y de sus compañeros (después de grandes sufrimientos y cercanía a la muerte) y acaba siendo certificada como asesina especializada.

En cierta forma, G. I. Jane es un personaje woke, puesto que a las mujeres durante siglos se les ha negado el mercado laboral, el funcionariado y la inserción en los ejércitos de guerra. G. I. Jane rompe ese mito, a medias, porque deja de ser mujer para convertirse en una especie de lesbiana. Tengamos en cuenta que en los años 80's el machismo reinaba y esa película representó un desafío para la sociedad varonil de entonces, que se mofaba diciendo "joder, esto sí es cine".

Pero entonces, a qué venía lo de etiquetar a Jada Pinkett como una G. I. Jane. Por supuesto, Chris hacía mofa de la calvicie de Jada, pero ésta, como mujer inteligente, supongo que al verse comparada con el mito de Demi Moore y su brillante actuación, no se sintió tan ofendida. ¿O sí? Por un momento pareció que sí, como si dijera: "Prefiero ser calva antes que una fría y calculadora asesina”. Recordemos que, al menos de manera implícita, Pinkett es parte de la “cultura woke” (francamente, no entiendo como a un millonario pudiera importarle lo que sufren los pobres de a pie). Supongamos que a ella le ofende el ser comparada con una máquina de matar legalizada. Siendo así, bueno, hay que respetar sus sentimientos. Pero entonces fijémonos en su reacción o, mejor dicho, a su inacción. Más creo que es más digna de estudio lo concerniente a la post-acción.

Empecemos con su reacción. Ante la "injusta" broma acerca de su “aspecto varonil militarizado”, Jada, estoicamente, la resiste como un ser evolucionado; no se inmuta ni en lo más mínimo. Sin embargo, ya no ríe como reía cuando la broma recaía en otros. Esta vez le ha tocado a ella. Es una espartana y parece decir que si me he reído de los demás, ¿por qué razón no puedo reírme de mí misma? Entonces, se queda en la silla y no se mueve. El chiste merece la atención que se merece, ninguna.

En este punto, Jada sale victoriosa y se yergue como una amazona. Yo la aplaudo.

Veamos a la inacción.

Chris Rock sabe que está vencido ante la visión de aquella mujer de hielo. Por lo tanto, ¿qué procede?

—Estuvo buena, ¿eh? —la sonsaca.

Chris utiliza un viejo recurso de la comedia en la que, ante el silencio del ofendido (y el aburrimiento del público), con un leve toque de ironía, genera una reacción para bien o para mal. Pero Chris no la ataca porque se parezca realmente a la personalidad del personaje de G. I., Jane, o por su ideología política, sino por su aspecto personal. Se mete a un terreno del que es difícil salir bien librado.

Con todo, Jada resiste con facilidad y su lenguaje corporal lo expresa con la siguiente fórmula: “¿Sabes qué? No me importa. Es solo una broma; de paso, una broma sin sentido. Mi ser está por arriba de las provocaciones sin cultura”.

Una derrota para Chris, por demás vergonzosa. Pero él la acepta porque él se la buscó. No drama.

Es entonces cuando entra en escena un antiguo cliché cultural (ya francamente acultural). A Will Smith, quien hasta ese momento se había reído con y de su mujer, al verse reducido a la insignificancia por la burla inconsciente de un público que ríe atornillado en sus butacas, no le pareció gracioso. Un “hombre” que se llame a sí mismo “hombre” no puede tolerar tal afrenta. Se levanta indignado de la silla, con la quijada y los labios temblorosos. Parece que bufa: “Me has humillado, a MÍ y a mi familia”.

¿Se siente ofendido por qué su esposa ha sido atacada por un mal chiste o por qué ha visto herido su ego de superestrella?

Chris Rock lo leyó en sus ojos.

—¡Oh, oh! —exclama, nervioso.

Will Smith se dirige hacia él en el escenario; hace una pausa y lo enfrenta. Chris sabe lo que ha hecho, pero dado que los tres son actores cómicos de larga data, da por sentado que conocen los gajes del oficio.

“Nada personal, hombre. Todo es por el rating y las buenas risas”.

E inclina la cabeza en un gesto de humildad y aceptación con una reverencia que le ofrece un espacio para que el otro se pronuncie y, en cambio, recibe una bofetada caballeresca en la cara por parte de Will Smith.

Jada no se inmuta ni se lo agradece. Parece decir: "Ay no, los hombres, no tienen remedio. Will, ¿acaso te he pedido que intercedieras por mí? Déjame, que sé lo que hago”.

En este punto, Jada deja entrever que no necesita de un hombre para que la defienda. No sé si lo hace porque en verdad lo piensa, porque quiere dar una imagen de mujer independiente ante las cámaras y por ende ante el mundo entero, a esas millones de mujeres que la ven, pero lo cierto es que ella no se inmuta, ni ante el chiste ni ante la acción de Will Smith dandole de cachetadas a Chris Rock. "¿Acaso te lo he pedido, acaso te lo he pedido, señor Will Smith?". Y en verdad, ¿le pidió Will Smith consentimiento a Jada para golpear a Chris Rock? ¿Quién es Will Smth para arrogarse el derecho de intervenir por ella cuando perfectamente Jada tiene el asunto controlado? Sucede que Will Smith, la mayoría de los hombres y muchas más mujeres de la actualidad, sobre todo, aún no lo saben: Nadie puede decidir por el otro sin su previo consentimiento.

En ese punto, algo aflora en el aire: ¿Es este el fin de los vetustos “códigos de caballerosidad masculina"? ¿Están estos 'valores' que ya muertos?

Will Smith aún no lo sabe, y sigue con la defensa de Jada: "¡No menciones el nombre de mi mujer en tu puta boca!", le grita a Chris Rock.

Jada sigue en silencio, muy callada. No le parece bien lo que acaba de suceder. Jada piensa que el comportamiento de Will, ante el Mundo que los mira, es claramente para hacerles ver que no se trata de una cuestión de defensa, sino de pertenencia, orgullo y dominación masculina.

Chris Rock, aturdido por el golpe, alcanza a gemir: "Oh, guau”.

La cadena televisora corre a censurar el atropello. Chris, apenado, dice: "Ha sido la mejor noche de la historia de la televisión".

Yo también lo creo.

Les diré por qué. Comenzaremos por examinar los patrones culturales de Will Smith y de su Generación X. Will nació en el 68’, por tanto, nace durante un periodo de transición de lo “formal y riguroso” a lo “moderno y suelto”.

Los niños de esa época gozaban de poca supervisión paterna, más que todo por los efectos de una alta tasa de divorcios. Los adolescentes y jóvenes, disfrutaban de una mayor libertad y autonomía, y no había más tecnología que influyera en sus patrones culturales que la televisión, la radio y la enseñanzas de sus padres, la iglesia y el entorno cultural y regional en el que vivían. Hoy es diferente, somos una audiencia global. los niños aprenden muchas cosas y formas de pensar, digamos, de un niño chino, o un adolescente japonés. La magia de la teconologia, Facebook, Twitter, Instagram, Youtube, etcétera, lo hacen posible. Y no solo hacen posible que sean visibles como personas, sino que los exponen a diversas formas de expresión cultural y de comportamiento. en las redes sociales, puedes ser lo que tú quieras ser. No hay límites.

Pero en los tiempos de Will Smith, no existía tal cosa. Bueno, sí, las películas, pero llegan con atraso, no con la instantaneidad de las redes sociales. En aquel entonces, con tan solo poseer un diploma de secundaria, tenías la vida resuelta. El hombre era el dominante, el proveedor, el que decía y ordenaba lo que se hacía en la casa, en la oficina, en la obra, en todos lados, porque así había sido desde hace siglos, quizá con la llegada de la propiedad privada. Pero también era cierto que el embrión feminista de los años 20's, ya estaba listo para salir del vientre, dando el comienzo a la "liberación femenina en masa”. Ya aparecían cursos y estudios sobre la mujer en las grandes universidades los años 80’s y 90’s. Su influencia, sin embargo, solo era visible en las mujeres de las grandes ciudades y no en la amplia zona rural. Por esto, en la televisión y la radio, hasta mediados del año 2000’s, todavía podían verse programas llenos de estereotipos machistas, donde la mayoría de los héroes y superhéroes eran hombres, seres superiores con mando, autoridad y jerarquía en el mundo financiero, político y empresarial.

La mujer, en cambio, pertenecía de forma natural a la cocina y a las labores domésticas; en el mundo laboral, si tenían suerte, ocupaban los puestos de obreras de baja formación, secretarias, aseadoras, barrenderas y cajeras. Si alguna, por herencia o por gran esfuerzo, ocupaba la parte alta de la pirámide social, silenciosamente eran vistas como seres “maléficas e irracionales.”

Como todos saben, el trabajo manual, doméstico y de guardería no es un trabajo fácil y rara vez es remunerado. En cambio, el hombre vivía el sueño de pasarse los días en la oficina, con aire acondicionado, o el de recorrer el país en viajes de negocios. Y además le pagaban con altos salarios por vivir ese estilo de vida sin igual, el american dream. Por supuesto que aquella condición es y ha sido siempre desigual. ¿Cómo entonces remediar la insatisfacción de la "histérica" de mi mujer? La caballerosidad es y ha sido desde siempre la respuesta.

Desde tiempos inmemoriales, la “esposa” ha sido vista como un accesorio del hombre. Con la seriedad de un hombre de fe, uno puede leer en los antiguos códigos de leyes y en los libros sagrados religiosos, que el “esposo” tiene derechos reales sobre su “propiedad” (entre ellas, su mujer e hijos). También tiene derecho a recibir ganancias de su usufructo (trabajo doméstico, guardería y sexo). Igualmente, se arroga el derecho de establecer y regular socialmente los roles entre ambos, con el especial cuidado de ubicar a la mujer en tareas de menor jerarquía y exigirle, con mucho celo, la más estricta fidelidad sexual y afectiva, mientras él goza de una discrecionalidad sexual y moral.

Las mujeres, como bien suponen, no son estúpidas. Nunca lo han sido. De hecho, desde siempre se han rebelado. Para atenuar este hecho, el hombre ha creado —entre otras muchas más como la religión, las castas, etcétera—, una institución que, como hemos dicho, a lo largo de la Historia le ha cosechado excelentes frutos a costa de la supresión de los derechos femeniles: La caballerosidad.

Con la institución de la caballerosidad, el hombre le dice a la mujer que él, como un dios Zeus, se doblega ante ella y la trata como a una diosa de su igual, a pesar de su mortalidad, por un instante. Es un código de conducta donde el hombre deliberadamente se comporta de manera paternalista a cambio de que la mujer se someta a su dominio, acepte sus agresiones y los convencionalismos.

Como hemos explicado antes, Will Smith es producto de la Generación X, de esa generación que nace de lo convencional, pero que va transitando hacia nuestros días modernos. Culturalmente, está lleno de contradicciones. Por un lado, quiere ser woke, pero por el otro, su ser interior, vuelve a su escala básica, el convencionalismo, a la figura del caballero negro más tonto de la convencionalidad. No lo hace porque quiera hacerlo, sino porque está partido por la mitad, y sus instintos influenciados por su generación lo obligan.

Vámonos a la post-acción.

Cuando todo terminó, cada uno regresa casa. Al día siguiente, en una entrevista, le preguntaron a Jada Pinkett acerca del atropello de Will Smith contra Chris Rock. Jada simplemente dijo:

—No se lo pedí —y con la vista fija en la cámara añadió—. No necesito que un hombre me defienda.

Parece grosera, ¿no?

Pero no lo es. No al menos en la forma en que se ven cosas en la actualidad. Jada piensa que Will le ha hecho perder a un amigo, Chris Rock, así como el carisma del público. Piensa que Willl no lo hizo cabalmente por ella, sino para resarcir el irrespeto que ha sufrido su orden convencional, es decir, el insulto que sufre su autoridad como hombre respecto a su mujer. Will Smith se impone entre ella y sus circunstancias, dejándole bien claro quién es quién en su rol de género, quién es el que verdaderamente manda, el que opina, el que hace y el que piensa lo qué es bueno o malo para él y su “propiedad”, o sea ella, Jada Pinkett "de Smith".

Will Smith, más allá del golpe recetado, deja al descubierto, ante millones de ojos, la siguiente pregunta: ¿Estamos ante el derrumbe cultural de un patrón sociológico que finalmente está llegando a su fin: La anquilosa y antigua “institución de la caballerosidad”?




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heguendm 2025-06-11 16:33:04

Etimad@ Vara, después de indagar profundamente en el tema hace unos años, descubrí algo interesante, el fenómeno de los Peter pan no es un fenómeno escaso, es muy, muy habitual, de echo conozco unos cuantos. Curiosamente los medios han estado minimizando el problema para no crear escandalo. Además descubrí que la gran mayoría de esos hombres no son "Individuos nacidos con escasa capacidad para relacionarse socialmente". Todo lo contrario, son hombres de buen porte físico, socialmente hábiles y conectados y financieramente muy estables. La mayoría de ellos ya tienen bastante experiencia en el mundo de las relaciones; están aburridos o aprendieron que no vale la pena. La mayoría de mis conocidas comentan que "Son un desperdicio", se han sacado así mismo del mercado, los hombres invisibles. No sacrificaran sus logros en una empresa con un alto porcentaje de fracaso. Seguro que conoces a alguno, mira a tu alrededor, analiza a tus conocidos, encontraras al menos uno o dos que viven una vida simple, tranquila y sin sobresaltos, personas fácilmente sociables pero que se mantienen al margen, hombres de alta calidad. ¿Cuántos son? No lo se con seguridad, en Japón se estiman 40 millones. En España unos 3-5 millones. ¿Todavía crees que es un fenómeno escaso? Conquistar mujeres no es difícil, el físico no es tan importante a menos que sea sexo por deporte. Una chica del Lituania con la que salí hace tiempo me dijo: "La verdad es que a una mujer le importa poco si un hombre es un poco menos feo que un gorila, lo importante es que tenga lo que estamos buscando" No te equivoques, saldrá y tendrá una relación con el hombre feo, pero su deseo esta con el guapo y si puede tendrá los hijos de uno y intentara que los crie el otro. Una estrategia biológicamente muy efectiva y conveniente. Los mejores genes ligados a los mejores recursos. La naturaleza es un ingeniero tan extraordinario como despiadado.

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Vara 2025-06-11 15:33:21

Amable heguedm: Su comentario tiene sus puntos a favor, con los cuales voy a quedarme. 1) La hipergamia femenina, como ud lo dijo, es algo ya inducido e impuesto por la Naturaleza. Lastimosamente, la hembra debe buscar el mejor pool genético posible, y no solo el mejor pool sino aquellos especímenes que sean capaces de poder mantener viva a su cría. 2) Lo de los hombres herbívoros en Japón, los "Peter pan" en occidente -agrego a los incels y chads-, es un fenómeno real, pero escaso, y, en este punto, no se puede culpar a las mujeres, ya que estos han existido desde siempre. Simplemente, son hombres que han nacido con escasa capacidad para relacionarse socialmente. Porque he conocido feos, pero hábiles, conquistar a las más bellas damas. Gracias por su comentario, voy a analizarlo lejos del sesgo político que yo o usted podamos contener, cosa que no es nada fácil. Saludos, estimado.

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heguendm 2025-06-11 13:37:35

Esta interesante su análisis, sin embargo creo que hay algunas pequeñas confusiones que seria prudente revisar: En primer lugar acribillare una frase del buen Nietzche "La caballerosidad ha muerto, las mujeres la mataron". Es muy simple el porque abuso de esta frase profanándola de manera brutal. La fémina moderna con la idea de ser "Independiente" y "Empoderada"; ha librado una guerra brutal contra el sexo masculino, una guerra que ambos bandos han perdido de forma miserable. Los efectos no se notan tanto en latino américa, aunque se observa cada vez mas. En cambio en los países mas desarrollados, las "mujeres de sobra" que es como se llama a mujeres que persiguieron el "Ideal" feminista y que hoy en día a sus 40 años con una carrera y trabajo que les da mas estrés que otra cosa, y sin futuro ninguno, quieren "sentar cabeza" y tener hijos. Desafortunadamente para ellas el reloj biológico ha destruido sus posibilidades de "atrapar" a un hombre del nivel y estatus que desean, dado la perdida de su atractivo físico y fertilidad. Además, se niegan rotundamente a bajar su "estándar" dado la hipergamia femenina, (un fenómeno natural y positivo para la selección natural y elección de los mejores especímenes); Una doctora no se emparejara de forma permanente con un mecánico (hombre que considera por debajo de su nivel), fenómeno que no ocurre en el sexo masculino (Un Doctor no tiene problemas en emparejarse con una camarera si tiene atributos físicos deseables y no es particularmente irritante en su comportamiento, somos criaturas simples). Para colmo en casi todo el mundo la instauración del modelo Duluth a creado un ambiente muy agresivo para una relación de pareja, esto a llevado a que muchos hombres abandonen el modelo antiguo patriarcal de sacrificarse por la familia, esto ha dado lugar al surgimiento de los repudiados hombres "independientes" los cuales se les han dado nombres despectivos por ejemplo: Los mal llamados hombres herbívoros en Japón, los "Peter pan" en occidente (los cuales se llaman a si mimos MGTOW, men going their own way), y ahora no recuerdo como les llaman en China (País que ha pesar de tener un déficit de 30 millones de mujeres efecto de la doctrina de Mao, tienen casi 100 millones de mujeres solteras que "no encuentras pareja". ¿Todo esto a que viene? Volvamos a Will Smith y su deplorable espectáculo: Las bromas entre los actores y gente del mundo de la farándula son comunes, los Roast son frecuentes, las bromas en esos eventos, están pre escritas, hay todo un grupo de guionistas detrás de ello y hay ensayos. Entonces, ¿Qué motivo la rabieta de Smith? Muy sencillo, una falta de hombría, una falta de carácter, un déficit de el estoicismo propio de un caballero. Resulta que al buen Smith llevan años poniéndole cuernos, su mujer no lo ve como un hombre, ni siquiera como un compañero. El señor Smith vio en la tonta broma, una posibilidad de hacerse el machito pensando que ganaría la admiración de la mujer con la que esta casado y ataco al señor Rock. En lugar de plantarle cara a la ofensora y causante de su malestar, hacer lo propio y cortar la relación, se lanzo a sacar pecho y defender alguien que lo detesta con fervor. Conducta típica de un hombre vapuleado y sin orgullo. En parte lo entiendo, quiero decir, el tío esta atrapado, si decide divorciarse su mujer se llevara todo y lo dejara en la ruina. Además al parecer el Sr. Smith viene de una familia con problemas. Como sea, no es mi problema. Mucho se habla hoy en día del machismo, patriarcado, de la caballerosidad, de no se que. Pero, ¿No se supone que esa era la causa de todos nuestros males? Si lo hemos casi erradicado y vivimos en una era feminista, ¿Por que estamos peor? Preguntas, preguntas, preguntas. Todos sabemos las respuestas, pero no la diremos, porque no esta de moda; es mejor cuidar las apariencias y mantener la retorica, aunque arda Roma. Yo por mi parte me rio de todo esto, lo estudio como un caso curioso y tengo siempre una fuerte dotación de palomitas de maíz, después de todo, si vas a ver el fin de la civilización occidental, en 3D, hiperrealista con dolor incluido, lo mínimo es tener los refrigerios adecuados para disfrutar de un espectáculo único que veré solo una vez en mi corta vida. No tengo mucho tiempo, así que no revisare este comentario. Perdon a quien lo lea por cualquier error gramatical o de sintaxis (que seguro hay muchos), tampoco es importante, en este tema no hay mucho que pensar, después de todo, ninguno de nosotros puede hacer nada al respecto. Esto es sálvese quien pueda y salga el sol por Antequera.