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Guerreros de sangre parte 5 - Fictograma
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Guerreros de sangre parte 5

Avatar de averius

averius

Publicado el 2025-06-12 18:46:32 | Vistas 101
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El viento era cruel aquella tarde, golpeaba con fuerza contra los muros de piedra de la ciudad, arrastrando consigo el polvo de los caminos, los ecos de los gritos del mercado. Quik y Yamil avanzaban entre la multitud, sus ropas sucias por el viaje, sus miradas endurecidas por el peso de la culpa. y el peso invisible de un pasado que nunca habían querido cargar. Quik avanzaba con pasos firmes, su espada asegurada en su espalda, su expresión siempre endurecida. Asu lado, Yamil caminaba con la mirada perdida en el horizonte, como si buscara algo que no sabía si quería encontrar.

Habían pasado meses desde la emboscada. Meses desde que dejaron atrás a Luke y Wuwin.

Para seguir adelante, se habían obligado a creer que hicieron lo correcto.

Desde que abandonaron a Luke y Wuwin en aquella emboscada, el recuerdo los perseguía como un espectro imposible de ignorar. Al principio, intentaron aferrarse a la idea de que no pudieron hacer nada, que huir fue la única opción. Pero con cada día que pasaba, la sensación de haber fallado a sus hermanos se hacía más insoportable.

—No pudimos hacer nada.— Esa era la frase que repetían en sus mentes, una mentira que con el tiempo comenzó a sentirse casi como una verdad.

Pero la culpa nunca desaparecía del todo.

Cada noche, cuando la fatiga los vencía y encontraban un rincón seguro para dormir, Quik se quedaba despierto, observando las estrellas y preguntándose si Luke y Wuwin aún estarían vivos.

¿Habrían encontrado la forma de escapar? ¿O habían muerto en algún rincón del mundo, esperando que sus hermanos regresaran por ellos?

La respuesta jamás llegaba, pero la duda lo carcomía.

Yamil, por su parte, se aferraba al presente con una ferocidad casi desesperada.

No pensaba en lo que dejaron atrás. No se permitía imaginar el rostro de sus hermanos menores, el horror en sus ojos cuando se dieron cuenta de que los habían abandonado.

Porque si lo hacía, sabía que nunca volvería a dormir.

Para sobrevivir, se convirtieron en mercenarios. El mundo no era amable con los errantes, y si querían comer, tenían que ganárselo con sangre.

Ambos se habían unido a un grupo de mercenarios, al mando de un forajido llamado arphelohas o algo así, nunca pudieron mencionar su nombre correctamente, tampoco conocían el país que decía donde venia.

El contaba que era cruzando el mar, un viaje de tres meses. Debería ser bastante lejos si tardaron mucho tiempo en traerlo en su tiempo.

Quik y yamil practicaban con espadas de madera, quik era diestro con las armas, pero yamil no. Por mas que trataba de estar a la altura de su hermano, siempre se quedaba corto y era el hazmerreir de toda la cofrada. Eso lo desanimaba y lastimaba, por fortuna, quick, siempre estaba a su lado para apoyarlo y animarlo. Muchas veces yamil rompió su catana y debió repararla el solo, ningún herrero quería perder tiempo con esa espadita, pero yamil se aferraba a ella, era un recuerdo de su hogar y de su padre. Paso meses perfeccionando sus habilidades como herrero. Pero cada vez que su espada se rompía, debía pasar por el doloroso camino de sufrimiento, acaso esa espada era inútil contra las demás armas y armaduras?. Debía acaso abandonar el regalo de su padre y usar una espada normal?. No, el sabia que esa espada era buena, el viajero conto mil historias de ella antes de perderla. Paso semanas ideando técnicas y movimientos para poder usarla adecuadamente, pero siempre se topaba con la misma falla, no resistía mas de un golpe.

Un herrero le enseño, que una espada normal y ese cuchillo largo eran diferentes y nunca servirían para lo mismo, lo mejor era destruirla y forjar una espada de verdad. Aquellas palabras calaron hondo en el orgullo de yamil. Sabia que eran verdad, el mismo lo había probado en batalla muchas veces y su espada, siempre se rompía muy fácilmente.

Un día cualquiera, mientras se encontraban practicando con espadas de madera, yamil fue retado por el segundo al mando, ambos armados con espadas y escudos de madera se enfrentaban en combate, el maestre era fornido y corpulento en comparación contra un yamil delgado, las burlas y maltratos que recibía yamil lo hacían enfadar mas y mas. El siempre pensó que esas técnicas y posiciones de combate eran tontas y no servían para el. La espada de madera era pesada y le lastimaba su muñeca, el escudo era grande y pesado, limitaba sus movimientos.

El pensaba la forma de vencer a su oponente pero el peso extra selo impedía. Entonces, yamil recordó algo importante, el herrero le dijo que el peso de las espadas tradicionales, estaba mal acomodado yse centraba en la empuñadura a diferencia de la espada que el usaba y que tenia que reparar tras cada batalla. Yamil se deshizo de su escudo, cosa que sorprendió y desconcertó a su maestre de armas. Yamil adopto una posición diferente y puso la espada atras de su cuerpo. El sabia que no era rival para su oponente en cuanto fuerza, pero sabia que era mas agil y rápido, si lograba explotar eso podía vencerlo por primera vez en su vida.

Quick miraba desconcertado junto con todo los demás, la pose de yamil solo se usaba para terminar con un enemigo de un solo golpe. Yamil temblaba, no de miedo pero si de emoción. Por primera vez el miedo y la incertidumbre huía de su cuerpo, el sudor brotaba por todo su cuerpo y empapaba sus manos por primera vez el quería pelear en serio.

Empezó a acercarse poco a poco hacia su rival, quien intentaba adivinar los planes de yamil. Poniendo el escudo al frente cerraba cualquier ataque frontal. Yamil sonrió, su rival tenia miedo por primera vez en mucho tiempo de conocerlo. Sabia que con su escudo ahí, el no podía atacarlo de frente pero su rival tampoco, así que empezó a intentar rodearlo aprovechando que era mas ligero y no cargaba un pesado escudo. El maestre tenia problemas para mantener su postura, eso motivo mas a yamil, sabia que su rival no podía mantenerse en guardia. Inesperadamente, yamil, lanzo un grito ensordecedor que espanto a su rival y le dio una ventaja al moverse al ataque primero. Quick se sorprendió al ver dicha demostración de valor y fuerza, todos se asustaron por seméjate grito. Yamil brinco y lanzo un golpe a la cara de su rival. El golpe de yamil fue certero, no letal, pero si doloroso, el maestre maldecía a yamil con todas sus fuerzas y a pesar de las amenazas, yamil no se acobardaba, por primera vez sabia lo que era vengarse por todas las humillaciones y golpes que recibía todos los días. El maestre se levanto furioso y se lanzo al ataque, un ataque que yamil había visto muchas veces, pero esta vez, era distinto, yamil no sentía miedo o temor, estaba tranquilo y confiado, podía sentir que su cuerpo se llenaba de vitalidad y sabia que hacer, esperar el momento justo y atacar de nuevo, no parar o responder el ataque como siempre lo hacia y romper su espada.

El maestre descargo toda su furia en un solo ataque que yamil esquivo girando hacia la izquierda, todo paso muy rápido, mas sin embargo, todos vieron en cámara lenta como yamil evadía un ataque potente y giraba para escapar y al mismo tiempo cargar el siguiente golpe. Yamil imprimió tanta fuerza que la espada de madera que se rompió en la espalda de su rival, quien soltó un alarido terrible de dolor mientras caía al suelo llevándose la mano a la espalda.

Todos en el campamento quedaron sorprendidos, el inútil flacucho había derrotado al maestre de armas con una facilidad sorprendente. Yamil levanto la vista y con una alegría total busco a su hermano. Quick estaba boquiabierto, no lo podía creer, su hermano había vencido al maestre de un solo golpe sin titubear. Yamil saltaba dela emoción y de pronto, sintió una patada que lo derribo al suelo. Era el líder de los mercenarios molesto por ver a su mano derecha vencido en el suelo. Unos secuaces empezaron a patear a yamill en el suelo, y eso ocasiono que quick y otros se unieran para defenderlo. La pelea fue enorme entre todos, y nadie sabia quien golpeaba a quien.

Mas tarde, esa noche, yamil, quik y otros estaban en unas jaulas de madera riéndose de lo sucedido, bromeaban como había logrado vencer al maestre. Yamil estaba feliz y se dio cuenta, que el no necesitaba las enseñanzas de un tipo gordo engreído, así como de espadas comunes, pelear contra alguien fuerte usando la fuerza, no servía para el. Yamil le conto con ojos desorbitados por la emoción, como había llegado a esa conclusión en tan poco tiempo.

Quick estaba sorprendido y asustado, era la primera vez que veía a su hermano desvariar así.

Los días siguientes, yamil y quick practicaban separados, y quick no podía asimilar como una espada larga y delgada de madera, fuera tan util contra una espada gruesa y pesada.

Yamil le explicaba que su fuerte no era la fuerza era la técnica y estrategia.

Las tabernas siempre estaban llenas de ruido, de voces que intentaban ahogar los recuerdos con cerveza barata y risas forzadas. Pero para Quik y Yamil, ninguna cantidad de alcohol podía borrar la sombra que los seguía.

Esa noche, Yamil bebía más de lo normal. Su catana descansaba contra la mesa, su mano aferrada a la jarra como si fuera su último ancla a la realidad. Quik lo observaba desde el otro lado, afilando su espada en silencio.

—¿Has pensado en ellos? —preguntó Yamil, sin levantar la vista.

Quik dejó de mover la piedra de afilar. No necesitaba preguntar de quién hablaba.

Luke. Wuwin.

Sus hermanos menores.

Quik exhaló lentamente, sintiendo el peso del aire en sus pulmones.

—Cada día.

Yamil sonrió con tristeza.

—Yo también.

El silencio entre ellos fue pesado. Llevaban meses convenciéndose de que su elección fue inevitable, de que huir fue la única opción. Se dijeron a sí mismos que Luke y Wuwin habían encontrado la forma de sobrevivir, que tal vez estaban en algún lugar del mundo, lejos de todo esto.

Pero cada vez que miraban el reflejo de su propio rostro en el agua de los ríos, veían la verdad en sus ojos.

Habían fallado.

Esa culpa no era un peso pasajero. Era un dolor constante, una herida que nunca cicatrizaba.

—Si los encontráramos... ¿crees que podrían perdonarnos?—preguntó Yamil, su voz apenas un susurro.

Quik no respondió.

Porque en el fondo, ambos sabían la respuesta.

La traición nunca se olvida.

Se convencieron de que estaban haciendo lo correcto. Se repitieron que la vida en la aldea era una condena, que su decisión de partirles había dado una nueva oportunidad.

Pero cuando se miraban en el reflejo de los ríos, no reconocían a los jóvenes que habían sido.

Ahora eran guerreros, vagabundos, asesinos a sueldo.

Cada contrato que aceptaban era otro intento por llenar el vacío que los perseguía.

No había vuelta atrás.

Podían buscar respuestas, pero ¿Qué harían si encontraban a Luke y Wuwin?

¿Pedirles perdón? ¿Decirles que habían sido cobardes?

El orgullo les impedía considerar la posibilidad. Así que caminaban hacia adelante, sin detenerse, sin mirar atrás.

Yamil, con su catana asegurada en su cadera, bebía en las tabernas para evitar pensar demasiado.

Quik, con su espada siempre lista, enfrentaba cada pelea como si fuera su forma de castigo.

Ambos se habían convencido de que esta era su vida.

Pero en el fondo, sabían la verdad:

Nada de esto les devolvería lo que habían perdido.


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averius 2025-06-13 20:28:24

Lo siento. Es que me emocioné en la parte donde yammil se da cuenta que debe buscar su propio arte. Y si lo paso por correctores ortográficos. Pero a veces se le van. Creo que al ser muchas palabras. Se saturó la memoria y no funcionó bien

Avatar de danielax
danielax 2025-06-12 23:00:03

El hilo de la historia va bien. Los remordimientos de los chicos por haber abandonado a sus hermanos se siente en los diálogos. Creo que se puede recortar un poco el relato y es necesario pasarlo por un corrector ortográfico, de IA para que sea más rápido aunque a veces no son certeros. Ya quiero ver qué pasa entre el mago que está resentido y estos chicos...