El hombre de arena - Microrrelato

Las dunas están solas y el desierto ansia llenarse de vida. En la distancia, ve que un homínido se arrastra a través de su piel, asolado. El animal se esconde enterrando su cabeza en la arena, situación que el desierto aprovecha para configurarse en una figura antropomorfa y siniestra. El homínido sale de su cueva, aterrado, y le pregunta: «¿Por qué me afliges en mi mala hora?»; se lo dice con un terrible miedo y a gruñidos. «Márchate», le contesta el ahora hombre de arena, «lejos, lejos de mi tierra y más allá de la luz de mi sol». El homínido está a punto de desfallecer, aún así coge fuerzas y se levanta, no sin antes escupirle las siguientes palabras con ardor y despecho: «No sólo encontraré una tierra más fértil, sino que vendré por ti y te destruiré plantando un verde manto de bosques y arbustos, hasta que desaparezcas.» El hombre de arena sonríe: siempre ha sabido transformar sus desgracias en bendición.