fictograma

Un cosmos de palabras y ficción

239.573 Vistas
Guerreros de sangre parte 7 - Fictograma
aventura

Guerreros de sangre parte 7

Avatar de averius

averius

Publicado el 2025-06-26 15:32:31 | Vistas 123
Comparte en redes sociales

El cielo estaba cubierto de humo y ceniza, un manto oscuro que reflejaba el odio en los corazones de los cuatro hermanos. A través del caos de la batalla, Quik y Takeru avanzaban con cautela, sus pasos pesados, sus almas aún más. Frente a ellos, el destino los esperaba.

Luke y Darkmind estaban de pie sobre los cadáveres de los soldados caídos, sus rostros inmóviles, sus ojos sin una pizca de humanidad. No había sorpresa en sus miradas. Solo resentimiento.Solo odio.

Quik sintió su respiración volverse errática, y el peso de su culpa se volvió insoportable. Takeru apretó los dientes, su katana firme en sus manos, pero incluso él sabía que no estaba preparado para lo que venía.

Darkmind los observó con desprecio.

—Han tardado demasiado en llegar —susurró, su voz tan fría como el filo de un cuchillo—. ¿Esperaban que los recibiéramos con los brazos abiertos?

Quik tragó saliva, sintiendo el veneno en las palabras de su hermano menor.

Luke cruzó los brazos, su mirada cargada de rencor.

—Nos dejaron atrás —dijo con calma, pero su voz tenía el filo de una espada—. ¿Esperan que lo olvidemos?

Takeru intentó hablar, pero las palabras murieron en su garganta. Todo intento de justificación, cualquier explicación que alguna vez pensó dar, sonaba ridícula en ese momento.

La verdad era simple: habían fallado.

Y ahora, Luke y Darkmind estaban allí para hacerlos pagar.

Los segundos se alargaron, pesados, sofocantes. La guerra seguía alrededor de ellos, pero en ese instante, solo existían los cuatro hermanos y el resentimiento que los dividía.

Quik cerró los ojos por un breve momento.

Recordó la aldea.

Las risas.

Las conversaciones nocturnas.

El día en que emprendieron su viaje.

Y luego, la emboscada.

El instante en que miró hacia atrás y vio a Luke y Wuwin caer.

El momento en que decidió seguir corriendo.

Darkmind dio un paso adelante, su sonrisa retorcida.

—No tienes idea de lo que vivimos —susurró—. No tienes idea de lo que nos hiciste.

Quik levantó su espada.

Takeru sostuvo su katana con fuerza.

Luke destapó un frasco de veneno.

Darkmind alzó una mano, la magia oscura vibrando en sus dedos.

La batalla entre hermanos había comenzado.

La tensión se rompió en el instante en que Darkmind se lanzó hacia Quik con una velocidad inhumana, su puño envuelto en sombras. El impacto fue brutal, enviándolo varios metros atrás, estrellándolo contra el suelo. Takeru apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de que Luke moviera su mano con precisión, arrojando una fina niebla venenosa que se dispersó con el viento.

Takeru saltó hacia un lado, esquivando el veneno por un instante, pero Luke ya estaba en movimiento. Con un giro ágil, sacó una daga impregnada con toxinas y la lanzó directamente a su corazón.

El filo rozó su piel cuando Takeru giró su katana con un kesa-giri, un corte diagonal que desvió la trayectoria del arma con absoluta precisión. Se movió con la rapidez de un espadachín que confiaba en cada músculo de su cuerpo, su ropa ligera permitiéndole esquivar con fluidez.

Darkmind atacó de nuevo, sus sombras retorciéndose como serpientes alrededor de su cuerpo. Con una ráfaga de golpes, empujó a Quik hacia la defensiva, su furia desatada en cada movimiento.

—¡No tienes derecho a defenderte! —rugió Darkmind, lanzando un golpe directo al rostro de Quik.

El impacto resonó con un sonido seco. Quik trastabilló, la sangre resbalando por su labio partido, pero aún mantenía la espada en alto. Darkmind lo vio tambalearse y sonrió.

Luke aumentó la presión.

Sacó una serie de pequeños frascos y los lanzó al suelo entre él y Takeru. La tierra comenzó a burbujear, un ácido letal consumiendo todo lo que tocaba.

Takeru saltó sobre la nube tóxica, aterrizando con un giro preciso detrás de Luke. En un instante, trazó un Iai-zuki, una estocada rápida con la katana que buscó atravesar su costado.

Luke dio un paso atrás con la exactitud de un asesino, sacando otro frasco y arrojándolo directamente a la cara de Takeru.

Pero Takeru giró su katana con un movimiento impecable, cortando el frasco a la mitad en el aire. El líquido se derramó en el suelo en vez de tocar su piel, pero la explosión de gases venenosos lo obligó a retroceder.

Quik recobró el aliento.

Darkmind no le dio tregua. Golpe tras golpe, lo forzaba a la defensiva, su magia oscura envolviendo sus puños y aumentando la potencia de cada impacto.

Quik bloqueó con su espada, pero el filo vibró con la fuerza del choque.

Entonces Darkmind cambió de táctica.

Movió sus manos y las sombras se elevaron detrás de Quik. En un instante, se cerraron sobre su cuerpo como una trampa mortal.

Quik sintió la presión como si mil manos invisibles lo estuvieran aplastando. Su respiración se volvió irregular, su visión borrosa.

Takeru, viendo que Quik estaba atrapado, se lanzó hacia Darkmind con un Senpu-Giri, un ataque giratorio que atravesó la oscuridad en un destello plateado.

Darkmind saltó hacia atrás, esquivando el golpe con una sonrisa peligrosa.

Luke y Takeru volvieron a quedar cara a cara.

Darkmind sostuvo sus sombras con fuerza.

Quik apretó los dientes, luchando contra la presión invisible.

El odio no iba a detenerse.

Esta pelea solo estaba comenzando.

La batalla continuaba, pero para Quik y Takeru, el mundo se reducía al peso de la traición y los golpes de sus hermanos menores.

Luke y Darkmind peleaban con una furia que nacía del odio acumulado, de la desesperación de años, de la cicatriz imborrable del abandono.

Quik bloqueó otro ataque de Darkmind, sintiendo la presión de su magia oscura en cada golpe. Su espada vibraba en sus manos, sus brazos comenzaban a resentir la fuerza brutal de su hermano menor.

Pero lo que dolía más que el combate era ver el rostro de Wuwin—no, el rostro de Darkmind— consumido por la crueldad.

El niño frágil que había protegido toda su vida ya no existía.

Solo quedaba un demonio con su sonrisa distorsionada.

Takeru enfrentaba su propio infierno.

Luke se movía con precisión letal, cada frasco de veneno una trampa mortal. La tierra a su alrededor estaba corroída por sus químicos, el aire impregnado de toxinas.

Takeru esquivaba con rapidez, cada movimiento de su katana guiado por su entrenamiento. Su ropa ligera le permitía desplazarse con fluidez, evitando el veneno con fracciones de segundo de ventaja.

Pero Luke no peleaba con la intención de ganar.

Peleaba con la intención de matar.

—¿Cómo se siente? —gruñó Luke, lanzando otra nube de veneno hacia Takeru—. ¿Cómo se siente saber que, cuando pudimos salvarnos, ustedes no estaban ahí?

Takeru sintió la punzada en su pecho.

Luke no solo atacaba con toxinas.

Atacaba con palabras que quemaban más que el ácido.

Quik intentó hablar.

—No queríamos abandonarlos...

Darkmind cortó sus palabras con un golpe brutal en el rostro.

El impacto lo hizo caer al suelo, la sangre brotando de su boca.

—¡Cállate! —rugió Darkmind, su voz quebrada de rabia—.¡No te atrevas a decir que nos querían salvar!

Luke y Darkmind no eran solo guerreros en esta batalla.

Eran víctimas de un pasado que nunca les permitió ser otra cosa.

Takeru se lanzó hacia Luke con una técnica de Senpu-Giri, girando su cuerpo en un corte perfecto.

Luke esquivó con frialdad, soltando una cápsula de veneno en el aire.

El líquido explotó en un gas denso, obligando a Takeru a retroceder.

Quik y Darkmind chocaban otra vez, el filo de la espada contra la magia oscura, el resentimiento convertido en golpes.

Pero en el fondo, lo que los mataba no era el combate.

Era la certeza de que la traición nunca sanaría.

0.0 (0)
PDF aventura

Más de este autor

Ilustración de Guerreros de sangre final

Guerreros de sangre final

***NA: este es el último episodio de esta obra. Agradezco mucho a todos los lectores que se tomaron la molestia...

Ilustración de Guerreros de sangre parte 11

Guerreros de sangre parte 11

El sol no había salido, y el cielo parecía cubrirse de presagios. Nubes negras se arremolinaban sobre el horizonte mientras...

Ilustración de guerreras celestiales. parte 2

guerreras celestiales. parte 2

El amanecer trajo una calma engañosa. Angélica se levantó de su cama, la luz del sol se filtraba por las cortinas, un...

Ilustración de Guerreras celestiales.  Parte 1

Guerreras celestiales. Parte 1

El eco de la campana de la preparatoria apenas se había desvanecido cuando Angélica se topó con la escena. En...

Ver todas las obras
Avatar de averius
averius 2025-06-26 17:46:39

Saludos. Si. Lo que pasa es que escribo en mi celular y lo pego en Google docs. Y de ahí lo paso a mi pc. Así que escribo en dos plataformas diferentes. Y uso openoffice. El detalle que la fuente de mi celular y de mi PC no es la misma. Además. Cuando yo escribo diálogos y acciones. Por las prisas alterno entre punto y guion, comillas y asterisco. Pero, en mi celular. Si uso asterisco y dejo un espacio, el celular lo interpreta diferente y me cambia lo que esté entre esos dos. Y me cambia el color de fuente. Y muchas veces el tono es muy sutil, que sol ose distingue cuando lo público.

Avatar de heguendm
heguendm 2025-06-26 16:24:43

Mejor. Mas limpio el capitulo, felicidades. Se te colaron unas negritas que desentonan, pero la diferencia con los primeros capítulos se notan. Estoy seguro tus lectores esperan la continuación de tu obra.