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Reino de fuego y sombras II - Salamandras - cap32 - Fictograma
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Reino de fuego y sombras II - Salamandras - cap32

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heguendm

Publicado el 2025-09-01 12:52:45 | Vistas 360
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Ningún acto noble:

Los De Vonder se concentraron en buscar tantos huevos como fuese posible. Una mañana, una chica se presentó en la mansión de los De Vonder. No intentó entrar ni hablar con los guardias, solo se quedó de pie cerca del portón principal, sosteniendo un enorme huevo.
—Los señores De Vonder desean verla —comentó Seron ordenando a los guardias abrir la puerta.
La chica entró a la mansión guiada por el sirviente y fue llevada al despacho de Xavier.
—Bienvenida, señorita —saludó Xavier. —Si tienes un huevo de dragón y solo te pones de pie en nuestra puerta, supongo que sabes que los estamos buscando.
La chica asintió, de vez en cuando miraba a Temma y se sonrojaba.
—¿Cuánto pides por el huevo?
—No es dinero lo que busco.
—¡Oh! ¿En qué podemos ayudarte, entonces? —preguntó Temma.
—Vengo de una familia noble caída en desgracia, necesito trabajo, sé leer, escribir, contar, puedo hacer la limpieza y otras tareas también. Les regalaré el huevo si me dejan trabajar en la mansión.
La chica miraba a Temma una y otra vez intentando ser discreta. Xavier se echó a reír.
—¿Puedo? —preguntó Temma señalando al huevo.
—Sí, claro —la chica entregó el huevo a Temma, quien sonrió al sostenerlo.
Era todo un alivio. Con ayuda de Habdlan y del príncipe habían logrado conseguir quince huevos en total, pero solo cinco seguían con vida. Con este, tenían seis huevos viables. Temma acercó el huevo al fuego. La chica volteó de nuevo a mirar a Temma. Al ladear su rostro, Xavier logró ver que le faltaba una oreja.
—¿De qué familia vienes? —preguntó Xavier.
—Los Exel. Solíamos ser una familia de nobles, pero mi madre fue asesinada por las tropas de Veldat y mi padre murió en la guerra de los dragones poco después —contestó la chica.
«Es ella», pensó Xavier.
—He escuchado que el señor de Humol actual es el hermano de Efrir. ¿No deberías estar con tu tío?
La chica mostró una cara de pánico, sus ojos empezaban a humedecerse.
—Mi tío tomó el control de las tierras y me ha expulsado de la familia. No tengo donde ir, ese huevo de dragón es todo lo que tengo —contestó la chica.
—Entiendo. Olvida lo que he dicho. Estás contratada. Seron te mostrará todo lo que necesitas saber —dijo Xavier con una sonrisa.
La chica mostró un genuino gesto de alivio y alegría.
—Le aseguro que no se arrepentirá, su señoría.
Xavier asintió por respuesta y se levantó de su asiento para acompañarla a la puerta. «Después de tanta muerte, al fin he podido hacer algo bueno».
Un mes había pasado. Los De Vonder se concentraban en encontrar huevos, sin mucho éxito. Incluso con la ayuda del príncipe, el progreso era muy lento. Un día, mientras Xavier se encontraba a solas en su despacho, alguien tocó a la puerta.
—Adelante —autorizó Xavier sin despegar la vista de los documentos.
Empezaba a acostumbrarse al papeleo de la nobleza; estaba muy lejos de ser un administrador decente, pero el progreso era apreciable. Los pasos ligeros le hicieron levantar la vista. La joven Natasha se mostraba sonriente mientras traía un té.
—Buenos días, su señoría.
—Buenos días, Natasha.
Como era costumbre, la chica sirvió el té y lo probó primero. Xavier nunca bebía nada que no fuese probado por otros.
—¿Dónde está el señorito Temma? —preguntó la joven.
—Haciendo una misión de subyugación para el príncipe.
—¡Oh! —dijo la chica, decepcionada.
Xavier emitió una risilla.
—¿En qué trabaja? —preguntó la chica.
—Estoy tratando de organizar la contabilidad del dominio, es un dolor de cabeza.
La chica se colocó a la derecha de Xavier, intentando ver en qué trabajaba. Por reflejo, Xavier no pudo concentrarse en lo que hacía.
Habían intentado asesinarlo tantas veces, que no podía relajarse cerca de nadie. Una sensación de calambre corrió por su cuello, mientras los pelillos de su piel se levantaban. Un halo gris cubría a la chica. Una daga se dirigía al pecho de Xavier, el cual intentó bloquear. La daga se clavó en su brazo derecho.
La chica retiró la daga e intentó atacar de nuevo. Tolerando el dolor, Xavier sujetó los delgados brazos de la chica y ambos cayeron al suelo, forcejeando. La ropa encantada que usaba la chica le hacía más fuerte que él. La daga se acercaba a su pecho lentamente; en su desesperación, Xavier usó su magia de fuego. Un ardor doloroso se apoderó de su pecho acompañado de una sensación de ahogo, toleró el dolor y dirigió su magia a sus manos.
La chica emitió un grito mientras la piel de sus brazos ardía. Dejó caer la daga y, por instinto, se alejó de Xavier. La puerta del despacho se abrió. Seron entró por la puerta, los gritos de la chica llamaron su atención cuando pasaba por el pasillo.

Al entrar, vio a la chica con los brazos quemados y a Xavier de rodillas en el suelo, tosiendo sangre, mientras intentaba respirar.
—Seron, ¡detenla! —gritó Xavier con dificultad.
Seron miró a la chica, agarró un jarrón cercano y le golpeó en la cabeza. Natasha perdió la consciencia. Cuando despertó, estaba desnuda, atada y amordazada en una habitación que no conocía. Estaba en la parte más alejada de la mansión. Xavier y Temma estaban a su lado. Xavier le quitó la mordaza.
—Puedes gritar si quieres. Nadie te va a escuchar, pero preferiría que no lo hicieras, no me gusta el ruido. Si respondes a mis preguntas, te prometo que te dejaré marchar —dijo Xavier.
—¿Por qué debería creerte? —no había miedo en los ojos de Natasha; su mirada era fría.
—No es la primera vez que te salvo la vida —dijo Xavier, señalando a la oreja de la chica. —Imagino que ya sabes lo que sucedió en el pasado. Esa noche, el grupo de mercenarios marea asignó objetivos a cada miembro de la casa Exel. Yo pedí ir a tu habitación. No pude matarte, así que solo corté una de tus orejas como prueba de que había hecho mi trabajo. No quise matarte entonces... y no quiero matarte ahora. Te preguntaré de nuevo; ¿quién te envió?
La chica no respondió.
Xavier sacó una pequeña bolsa llena de instrumentos: pinzas, agujas, cuchillas...
—Por favor, no me hagas hacer esto, los dos sabemos que no eres leal a nada, ambos somos asesinos.
—Vale. Aunque ya sabes la respuesta, los más peligrosos son los más cercanos.
—Déjame adivinar. ¿Habdlan y el príncipe? —preguntó Temma.
—Felicidades. Conoces a tus enemigos. —Sonrió Natasha.
—¿Quién más sabe de esto? ¿Quiénes están implicados? —preguntó Xavier.
—Mi tío, el señor de Exel y Sven Van Ferra —contestó la chica.
—Vaya, ese nombre no lo esperaba —comentó Xavier. —Toda tuya, Temma.
Temma sonrió mostrando sus dientes puntiagudos.
—Prometiste que me dejarías ir —gritó la chica.
—Yo sí —respondió Xavier. —Él no.
—¡Si me matas, no sabrás qué veneno utilicé! —gritó la chica con una sonrisa mientras Temma se acercaba.
—Ya veo, esa era tu verdadera carta, pero yo ya sé qué veneno usaste —dijo Xavier lamiendo la daga que la chica había usado.
—Conocemos el veneno de araña gigante de memoria —contestó Temma.
Xavier salió de la habitación mientras la chica gritaba. «Al final nunca he podido salvar a nadie; en este mundo nadie es inocente, ni los niños».
Una media hora después, Temma se unía a Xavier en el despacho.
—¿Qué haremos ahora?
—Le daremos al príncipe lo que quiere. La oportunidad de alcanzar el trono —respondió Xavier sonriendo mientras escribía una carta a Habdlan y al príncipe.
Ambos se presentaron en la casa de los De Vonder pasado el mediodía. Xavier les contó cómo una niña había intentado asesinarlo a plena luz del día.
—Impensable —respondieron Habdlan y el príncipe mientras se miraban a los ojos, fingiendo sorpresa.
«Al final era solo una niña», pensó el príncipe.
—Creo saber quiénes están detrás de mi cabeza, pero...
Habdlan y el príncipe lo miraron de forma inquisitiva.
—Me va a perdonar su majestad, pero creo que su hermana es mi enemiga —comentó Xavier.
Los ojos del príncipe se abrieron en sorpresa, su cara parecía congelada, cuando en realidad ocultaba una sonrisa.
—Mi querido Xavier, no me gusta el hecho de que seas tan formal, te recuerdo que somos amigos. Sé que estás al tanto de la situación de la familia real, no tienes que tener tanta precaución. También entiendo tus sospechas, pero ¿tienes alguna evidencia?
—Lo siento, Seigmur, pero me pareció incorrecto tratarte de forma tan cercana mientras acuso a tu hermana de estar tras mi vida. —Seigmur asintió.
Xavier continuó con su explicación.
—No tengo pruebas definitivas, pero el primero en intentar matarme fue Tamalor, quien al parecer tenía tratos en secreto con Heigdal. Tras descubrirse su complot, la princesa se encargó de eliminarlo. Probablemente, para que no hablase. Ahora me envían a una chica que se hace pasar por una noble caída en desgracia en busca de trabajo y que, en realidad, era una asesina, aunque me sorprende que sea tan joven.
El príncipe y Habdlan se miraron.
—Hay rumores de que la princesa tiene un escuadrón propio de asesinos para hacer su trabajo sucio, todos son parte de la Corte y funcionan como guardaespaldas, a veces usan niños como asesinos —comentó Habdlan.
—Xavier, ¿qué sabes sobre el primer príncipe? —preguntó Seigmur.
—Una tragedia lo que ocurrió en su familia, pero a veces la ambición hace que un hombre pierda el control.
—Lo que conoces es una verdad a medias —aseguró el príncipe. Xavier y Temma lo miraron con curiosidad.
El príncipe continuó su mentira.
—Tú y yo estamos en la misma situación. No eres el único al que mi hermana ha intentado asesinar, mi cabeza ha estado en juego más de una vez. Mi hermana es una arpía sin alma, logró eliminar a mi hermano, pero no ha tenido tanta suerte conmigo. Has hecho bien manteniéndote alejado de la realeza y las academias. Tu relación conmigo debe de ser la causa por la que eres un blanco para mi hermana. Pero todo tiene solución.
«Esto salió mejor de lo que esperaba, vas a cargar con todas las culpas, querida hermana».
—¿A qué se refiere, su majestad? —preguntó Temma.
Habdlan y Seigmur volvieron a mirarse y asintieron.
—Mi hermana no nos dejará con vida, no me gustaría hacer esto, pero no tengo elección. Tengo el apoyo de muchos nobles, una parte del ejército y varios de los maestros de las academias menores. Pero no puedo enfrentar a los maestros titulados—El príncipe se puso de pie. —Como príncipe... No, como amigo, te pediré un gran favor. ¿Me ayudaría la familia De Vonder a luchar por el trono?
Xavier se puso de pie.
—Amigo mío, tu enemigo es mi enemigo, la familia De Vonder te apoyará —dijo Xavier extendiendo la mano al príncipe.
El príncipe estrechó la mano de Xavier y luego miró a Temma, el cual sonrió mostrando sus dientes puntiagudos.
—De todas formas estaba buscando una excusa para volver a enfrentarme a esa supuesta maga titulada de fuego. Uruk saltará de alegría cuando sepa que por fin podrá hacer papilla al payaso de los vientos. —Temma empezó a reír de una forma desquiciada.
«Se nota que son hermanos», pensaron todos.
La risa de Temma en este momento era similar a la de Uruk.
—Solicitaré una audiencia con Heigdal, de esa forma nadie sospechará de nuestra presencia en la Ciudad Real. Para el momento en el que los maestros de la Torre lleguen a la Ciudad Real, estaremos listos para hacerles frente y ya el trono habrá caído en tus manos —comentó Xavier.
Los cuatro hombres concretaron pequeños detalles y luego se decidieron por una fecha específica.
—Dentro de un mes —decidió al final el príncipe.
Todos se mostraron de acuerdo.
—Sin embargo, antes de que algo más suceda, tenemos que deshacernos de los implicados. Sería muy extraño que no hubiese ninguna represalia tras un intento de asesinato —recomendó el príncipe.
—Yo puedo encargarme, majestad. Averiguaré quiénes planearon esto y me encargaré de que no vuelvan a ver la luz del Sol —ofreció Habdlan.
—Cuento contigo, Habdlan, sabemos que la chica viene de la familia Exel, así que es casi seguro que sus miembros estén implicados —respondió Xavier.
El príncipe y Habdlan se marcharon de la mansión de los De Vonder.
Temma viajó a la Selva de Morr e informó a Moger y a Uruk de lo ocurrido.
—Xavier quiere que concluyas los negocios en Orphen. Reúne a un grupo de criminales para un golpe grande.
Moger asintió.
—¿Alguna suerte con los huevos en Veldat y Orphen? —preguntó Uruk, quien pasaba la mayor parte del tiempo junto a la cueva.
—Nada. Solo encontré dos, pero estaban muertos. Solo el ejército de la Dinastía sobrevivió a la guerra, así que la mayoría del contrabando está aquí —contestó Moger. —Hasta donde he podido averiguar, es poco probable que queden más huevos.
Unos días después, la casa Exel fue atacada por una banda de criminales; no hubo sobrevivientes. Sven murió en agonía, maldiciendo entre dientes unos días después tras ser envenenado en un bar.
La princesa se mostró maravillada cuando escuchó las noticias que traía Heigdal. Por fin los De Vonder mostraban cierta preferencia a su favor y solicitaban una audiencia. Los días pasaron sin más novedades, hasta que llegó el día acordado por el príncipe y sus aliados.
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Avatar de Valentino-Prádena
Valentino-Prádena 2025-09-01 16:19:04

Excelente capítulo. Xavier se ha salvado por los pelos.